Categories > Cartoons > 6teen

Consigue money en las apuestas de casinos para hacer dinero y muchisima pasta

by NolanNolan91 0 reviews

I come fromLibya

Category: 6teen - Rating: PG-13 - Genres: Erotica - Warnings: [R] - Published: 2016-02-18 - 1814 words

0Unrated

"Y súbitamente, empezamos a ganar". Salva abre los ojos y narra a través de el decoro, la inocencia y el orgullo disimulado el clic que les cambió la vida, que les hizo ricos. Sus cuatro amigos asienten tras, primero tímidos ante el corresponsal y después espléndidos en los detalles de la historia de Los Mofetas, el frenético viaje de un grupo de cinco treintañeros que en seis meses ha rebaño por poco un millón de euros apostando por la red. Juego limpio, garantizan, labrado en el estudio de los deportes, la preparación y el brío. Hallaron un método; y brincaron la banca.

«En dos días podíamos ganar la mitad de nuestro honorarios de un año», cuenta Salva, emisario del grupo. Se disculpa por beneficiarse un nombre ficticio, mas no quiere ser reconocido. La concilio de fotos del documental la aceptan protestando tras avalar Reportaje su recóndito. Máscaras por delante, cita en un piso de cesión y carencia de apellidos. Alguien de sus familiares no saben de su éxito ni menos aún sus compañeros de trabajo. Han sido discretos con las ganancias, serenos en la cuota, dicen. Bocados a la garantía, alguna señal para un vagón y un estío prometedor, de bolsillo alegre. Ausencia, de momento. En cierta medida, dan la creencia de encontrarse superados por el cano de euros que ha caído en sus cuentas corrientes, mientras que arrugan la frente pensando en la próxima comunicación de Hacienda, en que su IRPF se disparará. Las ganancias del juego de este modo se gravan. No hay escapatoria.

Son chicos de clase media, universitarios y amantes del deporte. Comerciales alguien, administrativos otros. Con novia, solteros y cierto pensando en alianza. Cinco colegas que pasaron de jugar unos euros a los partidos de Liga en las tardes de sábado a crear una meticulosa organización de trabajo. Se profesionalizaron cuando empezaron a delinear saldos en verde, positivos. Nacho arrancó hace año y medio a tomárselo de verdad, detrás descubrir que había gente ganándose bien la vida con las apuestas por internet. Él, mileurista y apasionado del tenis desde pequeño, topó por medio de Twitter con algunos especialistas en distintos deportes que vendían pronósticos conveniente acertados. Por 90 euros por mes, estos gurús suministraban pistas. Citas donde valía la pena jugar porque había bajo accidente de pérdida.

Nacho aprendió de los expertos hasta darse cuenta poquito a poco de que se valía por sí solo para manifestar dónde había oportunidades. En una salida de viernes a la noche reveló a sus cuatro mejores amigos que le estaban yendo bien las cosas con las apuestas, que iba picando aciertos y que ya se sacaba un plus que casi igualaba su nómina de oficinista. Todos escucharon atentos. Les sonó bien, cómo no. Poco a poco se fueron incorporando al universo de las apuestas serias, al arrumaco de los consejos de Nacho. Formaron un grupo de WhatsApp: Los Mofetas. «Nos dividíamos la tarea. Uno marcaba los partidos interesantes, ajeno estudiaba a los contrincantes y examinaba enfrentamientos previos, distinto equiparaba las cuotas... Incluso nos fijábamos en la meteorología», especifica Carlos. Porque en el móvil de cada uno de ellos caían ganancias (y aun pérdidas) de todos y cada uno de los puntos del satélite, gracias a la cartelera de eventos globales que ofrecen las grandes casas de juego on-line. «Nos hemos dado buenas hostias. Un día palmamos 10.000 euros con un dobles en El Salvador. Seguro que había trampas».

En su paño ecuménico han tropezado con el enorme neoplasia del deporte conocedor: los amaños de partidos. A ellos, que nunca apostaban a sorpresas, exteriormente en tenis, basketball o bien fútbol de categorías inferiores, les rompía su procedimiento cualquiera sobresalto a lo largo del encuentro. Era allí en el tiempo que sonaba el espanto, en ese mimado que flaqueaba. Entonces había que salir de el desafío, parar el hurto, aunque hoy tocara perder. Mejor salvar pellizco que carencia. Al contrario, asimismo. En su favor. En muchas ocasiones han retirado ganancias sin necesidad de que finalizara el choque. Los operadores ofrecen buenas cifras si detectan que un jugador ha dado en el clavo y su carta va por delante. Entonces Los Mofetas cerraban apuestas, no con el 100% del condecoración, mas evidentemente con un 70%, evitando sacudidas siguientes: lesiones, un cambio de inclinación en el partido, un apaño imprevisto...

«Comienza tanto un juego, pero termina enganchando. Mueves mucho dinero», asevera Nacho, el que más ha reses en los últimos meses, casi 300.000 euros. Su inversión naciente fue de 600, igual que sus compañeros. Semejante beneficio solo podría conseguirse legalmente con un pelotazo brutal en la Cartera, a lo Jordan Belfort. De máxima especulación.

Sus mañanas eran estresantes, atendiendo al trabajo con un ojo en la pantalla del móvil, continuamente on-line del WhatsApp por si acaso había que salir por piernas de alguna posta o bien entrar con todo en otra. Además en ocasiones quedaban para despertarse de alborada a exactamente la misma hora para jugar en directo a un partido de diferente continente. «Dolía cuando perdíamos, pero eternamente era actualmente sobre ganancias. Es secreción. Mas estabas en vilo, joder, porque era mucha pasta. Sudábamos inclusive en frío... De ahí lo de Mofetas», confiesan.

100 euros, 200, 400... Los pellizcos diarios eran cada vez mayores, alguien de vértigo. «Quizás pecamos de avariciosos», reconocen en charla con Historia, mientras que enseñan sus recibos de retirada de beneficios. Una catarata de celebridad. «Si nos hubiésemos quedado ganando 3.000 euros por mes, las casas no nos hubiesen echado». No midieron su ansía, porque todo les iba de cara en una carrera desenfrenada. Hasta el momento en que brincaron en el radar de las compañías apostadoras, que hace un par de meses empezaron a torpedear su excepcional racha.

Los Mofetas se aprovecharon de un resquicio mal cubierto por las casas de apuestas, menos hábiles que ellos a la hora de considerar las cuotas de determinado partidos alejados de la elite. Jugaban fuerte porque su conocimiento del mercado era mayor incluso que el del ejército de analistas de Bet365, Bwin o bien Betfair, sus sabuesos ahora, la cerca que ha acabado con tan goloso negocio. A Salva y sus amigos ya no les dejan apostar. O bien sin duda, mas no en los deportes en donde hallaron dinero en este 2015 inolvidable. Las casas les están invitando a invertir en otras especialidades (póquer, carreras de galgos, balompié australiano) o bien limitando al límite sus apuestas, por ejemplo, en el tenis. Adonde antiguamente llegaban a meter 5.000 euros a un partido, hoy apenas les dejan jugar 20.

A Los Mofetas, como a Los Pelayos en su momento, les han echado del ateneo. Aquella casta madrileña, cuyas aventuras llegaron incluso a las pantallas de cine, fue expulsada físicamente de los salones más conocidos del planeta en el momento que rompieron a ganar millones de pesetas. Exprimieron la estadística para hallar las deformaciones que el tiempo iba rasgando en las ruletas, las invisibles cicatrices del empleo que provocaban que la bolita cayera más veces en una casilla que en otra. Ganaron y, claro, eso no agradó en los casinos de Las Vegas, Holanda o bien Australia, en donde se les prohibió la entrada. La Justicia levantó luego alguien de esos vetos.

De Los Pelayos hablan Los Mofetas comparando casos, aunque haya notables diferencias. Ellos no pisan moquetas verdes ni dan propinas a los crupieres. Sus chutes de riesgo son a inclinación del móvil y el comprimido, rápidos para meter claves de acceso, calibrar cuotas y descubrir los partidos más interesantes de las inmensas parrillas que diariamente ofertan los gigantes del juego deportivo 'en línea'. Mas asimismo, tal Los Pelayos, han sido frenados en seco.

Con las cuentas bloqueadas, se les ha enseñado el portillo de salida. Estudian actualmente denunciar su situación en los tribunales. «No es justo. Las casas de apuestas realizan una cartel ilusoria. Alientan al juego, dan bonos de regalo por el comienzo de cuentas (inclusive 200 euros), mas si detectan que empiezas a ganar, te echan. Eso lo debe saber la gente». A Los Mofetas no les han dado demasiadas explicaciones, simplemente les cierran la abertura cuando intentan aventurar grandes cantidades. «Lamentamos informarle de que se aplicarán ciertas limitaciones a las apuestas que realice desde este instante», reza entre los correos electrónicos que han aceptar de Bet365, la compañía que acumula la mayor parte de sus lamentos. En la comunicación no se matiza la auténtica clave de su decisión, el chao porque estáis ganando.

http://cocina.trijuegos.com/2199/Dessert-Sundae.html casas han descubierto su procedimiento y cada vez que advierten factores similares, les cortan, inclusive en cuentas diferentes a los suyas, al intuir que son ellos los que están tras a modo aconsejes. ¿Tienen capacidad los operadores de apuestas para hacer lo que deseen? La carta sobre la materia no es clara y está todavía tierna, pero detrás consultar Reportaje a despachos de abogados especializados y a la propia Administración se puede interpretar que, a modo sucede en los bares o bien discos, en ciertas variedades del juego on-line hay derecho de aceptación. «De esta manera es en las apuestas de contrapartida [las de los Mofetas]», explican fuentes de la Dirección General de Orden del Juego, el organismo ordenador dependiente de Hacienda, «en este género de apuestas, en donde el domicilio juega contra el comprador marcando una cuota, evidentemente tiene la libertad de decidir contra quién expone su dinero». Desde JDigital, asociación que agrupa a las compañías del división, se remarca que los operadores tienen restricciones: «No pueden tomar resoluciones discrecionales y no justificadas que dañen a sus usuarios». Por su lado, Bet365, la compañía adalid en España y la más severa con Los Mofetas, no ha contestado para este documental.

«Las casas buscan jugadores de desocupación, no de negocio», subrayan desde la Administración. Ante las respuestas oficiales, Nacho y sus amigos fruncen el disgusto. «Si no quieren que se apueste a ciertos partidos, Bet y las demás tendrían que no ofrecerlos. Y punto», indican.

Hoy se resignan a mirar con morriña al retrovisor de su empresa. Fue bonito mientras que duró... Aunque prometen volver a procurarlo en el futuro. Se bajan la antifaz y susurran: «Esta vez vamos a ser más prudentes»
Sign up to rate and review this story