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Colapso por un Sueño Truncado
0 reviewsSpanish. La soledad solo puede hacer que tu llama interna se apague o mute en algo que no querrías haber visto nunca.
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Transformers Desarmados
Starscream No Se Rinde
por Kyonides
Donde el tiempo no vale nada por sí mismo, una chispa flotaba entre la materia oscura a la que la relegaron nuevamente después de perder una batalla, la de la traición. Si se analizaba la situación con detenimiento cualquiera habría dicho que se hallaba en un estado ideal, apartado de las limitaciones físicas o energéticas. No debería quejarse por sentir alguna incomodidad ni pasar penurias, hermanas o incluso mellizas de la angustia. La mente podía hacer finalmente lo que siempre habría querido, quedar inutilizada por el rencor tan infinito como su alrededor...
—Para dar todo el honor correspondiente a la realidad habría que empezar a reconfigurar ese punto de vista desde cero. El que dijera que la carencia de un cuerpo era lo mejor para un ser brillante destinado a ser un verdadero líder, no conoció a Starscream ni su actual condición. Tampoco sabía cuáles eran los requisitios indispensables para aferrarse de la mano de la buena fortuna para siempre.
"¡Maldita mi chispa! Esta soledad ya hasta me ha hecho hablar de mí mismo como si yo fuera cualquier otro ente. No merezco pasar por esta estapa, la enajenación.
"Bien sé que tengo algo muy claro en mi mente.
"Todos los Megatron han sido el peor estorbo que me hayan puesto en mi vida, ni siquiera los Autobots son tan molestos. Ese par solo aprendió a descomponerle a uno sus circuitos a punta de tantas acciones irracionales. Me indigna decir que este exilio fue lo único que me permitió preservar algo de mi avanzado procesamiento binario antes de que me condujeran directo a un vórtice cero. No sería nada raro que de topármelos me dijeran que debo agradecerles que no me persiguieran. ¡Qué los químicos de ese inmundo planeta primitivo los desintegren! Por culpa de ellos es que perdimos el control de Cybertron. ¿Qué esperan que gobierne yo?
Lo más sorprendete que pudo ocurrirle fue el regresar unos instantes al momento en el que se maldijo, no pudo creer que la respuesta a su única pregunta sobre su propia existencia había salido de su solitaria chispa andariega.
—Por supuesto, ya sé cuál fue ese error fatal que me condenó a sufrir lo que nadie se imaginaba. No importa si esa estúpida araña de bodega me traicionó, siempre podar ser manipulada a mi antojo en su debido momento. Lo que no se me debe olvidar es que yo debo regresar y lo haré no en el cuerpo de otro. Más bien yo seré ese otro. Creo que lo que aprendí al ver a esas estúpidas moles de carne y hueso me resultará de lo más útil. Nunca sabrán con certeza quién les apagó los sensores ópticos, ja, ja, ja.
En esos momentos, Starscream dio un paso seguro hacia su futuro, regresaría a Cybertron para ser construido como si fuera su primera vez. Los androides de la ensambladora creerían que ocurría un milagro en cuanto él tomará posesión de los circuitos. Y quién puede saberlo con todas las de ley, quizá pudiera convertirlos en sus adeptos. Después de eso le sobraría tiempo para volarle el anticuado procesador a su obsoleto líder. Pensó que ya solo era cuestión de tiempo para llevar a cabo su revancha.
—Aún no consigo resolver uno de mis problemas. ¿Por qué medios llegaré al planeta que he de gobernar por la eternidad? Sigo siendo solo una chispa cuyo cuerpo fue despedazado y sus partículas fueron desperdigadas. ¿Quién es lo suficientemente tonto como para que me dé un aventón sin proponérselo?
La tierra ya había dado la bienvenida al año 2007 y la gente consideraba que su planeta era avanzado tecnológicamente. Cada vez más puntos de acceso a la Internet eran activados en las grandes urbes de las naciones poderosas y en algunas no tan ricas ni espléndidas tambièn conocidas por su sobrenombre de neocolonias. Fue el momento en el que los procesadores de doble y cuádruple núcleo brillaban con fuerza... Y porque necesitaban un mejor mecanismo de enfriamiento para extender su esperanza de vida tan amenazada por su propia demanda de recursos, que no era nada baja como hacìan creer a la gente.
Siempre hay algo que impide que todos contemplen este mundo a través de un cristal color rosa. Tal cosa era un innovador plan maquiavélico que rayaba en la locura. Era expuesto con gran ahínco por el incurable Galvatron, quien ahora hacía mayor gala de su condición de sociópata empedernido. Para facilitarle las cosas, sus electrónicos secuaces debían hacerse del control de una o dos de las compañias consideradas hasta entonces como las mayores productoras de semiconductores.
—Soundwave, desde ya estarás a cargo de la implantación exitosa de todos estos microchips. Otra cosa, subordinado, envía a Laserbeak a que realice sus rondas. No quiero sorpresas de último ciclo.
—Por, su, puesto, Galva, tron. Laser, beak. Sal ya. Ope, ración, Torre, Vi, gía.
Galvatron lo tenía todo bien organizado. Esclavizarían a los humanos y lo harían con la involuntaria ayuda de sus propios técnicos e ingenieros, los cuales modificarían los microcircuitos para que anularan su "inquebrantable" fuerza de voluntad. Sin embargo, no les explicó qué pretendía hacer con el resto de los microchips. Esto hizo que los Decepticons empezaran a murmurar sobre la posibilidad de que pretendiera buscar una cura para su desquiciada mente artificial.
—¡Cyclonus! ¿Ya te encargaste de esas moles de carne tan imbéciles?
—Oh gran Galvatron, sus órdenes han sido ejecutadas al pie de la letra. Los humanos están a la espera de que usted dé la orden de empezar con los experimentos. ¿Hay algo más que pueda hacer por usted, gran líder?
—¡Bravo, Cyclonus! Supongo que ahora estás aguardando el momento ideal para recibir tu reconomiento por tus leales servicios. No te preocupes, tan solo necesito activar mi cañón de partículas antes de entregártelo. Claro está que igualmente puedes ir corriendo como una de esas niñitas Autobots tan asustadizas para llevar a cabo mis planes sin ponerte a preguntar ninguna de tus estupideces, ja, ja, ja, ja, ja.
El impresionado Cyclonus solo fue capaz de dar media vuelta y salir flotando por los aires poco después de haber dicho "Será como usted lo exigió, señor". Sin embargo, Galvatron seguía sintiéndose insatisfecho por la falta de prisa de aquél y le envió como obsequio un disparo de advertencia que solo rozó una de las alas de su subordinado. Solo por esto Cyclonus alcanzó la velocidad del sonido en menos de casi medio segundo.
Cuando Shockwave se percató de la presencia del subcomandante hizo brillar su bombillo un par de veces antes de dar por iniciada la segunda etapa del macabro plan galvatrónico... Tratarían de reemplazar las narices de los sujetos de estudio por unos implantes con microchips.
—Golpea a esos idiotas que se durmieron y que te dé tiempo para someter a los otros cobardes. Más tarde puedes usar a Laserbeak o Ravage para que les saque sus inmundos sensores ópticos de carne.
—¡Hey Shockwave! ¿Dónde está ahora esa locomotora de vapor de Astrotrain? ¿Por qué no ha entregado los chips que hacen falta? Galvatron no toleraría esto por mucho más tiempo. Entre más se atrase ese inútil, màs pronto se enterarán los Autobots de los planes de nuestro magnìfico lìder.
—No hemos sabido nada nuevo acerca de Astrotrain. Pensé que tu compañerito de juegos, Scourge, estaría a cargo de asegurar el arribo de la carga que debió entregarse hace unos 30 astrominutos.
—Ya veremos qué le ocurrió. Tal vez fue llamado a comparecer ante Unicron por algún asunto de vital importancia.
Lastimosamente Scourge no respondió al llamado de su compañero de andanzas. Ni siquiera se podía estar seguro de que recibiera el mensaje.
—No he logrado captar su señal. ¡Qué quede claro que yo tampoco tolero la insubordinación!
—¿Por qué no me sorprende en absoluto? De ser así debo suponer que Galvatron no ha de tener el consentimiento de su superior. ¿O me equivoco? ¿Acaso eso no es estar buscando cómo despertar la furia de gigante Unicron?
—Galvatron es el lìder y él sabe lo que hace. (Creo que él piensa reformatearse para dejar de ser un insulso peón de ese gran chatarrero espacial...)
—Veo cómo se asoma el sentimentalismo... ¿Será que tienes dudas acerca de la cordura de tu jefe? Porque hay que admitir algún día que nosotros ya deberíamos estar buscando energón y no ponernos a jugar con semejantes ratas de laboratorio.
—En ese caso voy a tener que mostrarte algo que me enseñó el poderoso e iluminado Galvatron. Espero que estés listo para recibirlo.
Tal como su superior lo hiciera con él solo unos momentos atrás, Cyclonus preparó el cañón láser de su brazo izquierdo en señal de advertencia. Cuando Shockwave terminó de comentar esto "Me disculpo con su malignidad. No lo atrasaré con asuntos tan inverosímiles", él le disparó en el hombro y el Transformer con figura de cañón de protones se puso a correr para dar ciertas órdenes a los Decepticons que les servían. No correrían con suerte los que se opusieran al vínculo inquebrantable entre Galvatron y su asistente digno de admiración, Cyclonus, quien no tenía igual por su gran dedicación.
—Mis sensores captan algo malo, muy malo que proviene de ese anticuado procesador que tiene Galvatron por cerebro. Yo solo le juré lealtad a mi amo, el genial Megatron. Desde que ese pedazo de metal retorcido llegó a Cybertron y me forzó a habitar en la Tierra, mis sensores no han dejar de percibir que se avecinan días más oscuros al imperio galáctico de los Decepticons.
En la ciudad de los Autobots en la Tierra, Ultra Magnus dirigía al remolcador que colocaría en su lugar al cohete que enviaría un nuevo satélite de telecomunicaciones a la órbita terrestre. Se trataba de un proyecto de cooperación con una de esas neocolonias centroamericanas auspiciado por la potencia económica del Norte. Los Autobots se habían comprometido a lanzarlo ellos mismos con el fin de asegurarse de que la transferecia tecnológica diera sus primeros frutos en el menor tiempo posible. De pronto recibió un llamado urgente del alto mando Autobot.
—¿Estás ahí Ultra Magnus? Tengo que compartir contigo cierta información de relevancia que me fue confiada por el gran Optimus Prime en persona.
—El Comandante de la Ciudad Ultra Magnus ya está aquí para reportarse. ¿Qué noticias tienes ahora para mí, Perceptor? ¿Ha ocurrido algo en Cybertron?
—De hecho así es, Ultra Magnus. Se te solicita que comparezcas ante Optimus Prime en el menor tiempo posible. En cuanto llegues a Cybertron te transferiré la información de la que te he hablado. Perceptor fuera.
—Mis sensores auditivos han captado cierta preocupación en nuestro compañero. Enviaré por otro Autobot para que se haga cargo de las operaciones aquí en la ciudad.
Starscream No Se Rinde
por Kyonides
Donde el tiempo no vale nada por sí mismo, una chispa flotaba entre la materia oscura a la que la relegaron nuevamente después de perder una batalla, la de la traición. Si se analizaba la situación con detenimiento cualquiera habría dicho que se hallaba en un estado ideal, apartado de las limitaciones físicas o energéticas. No debería quejarse por sentir alguna incomodidad ni pasar penurias, hermanas o incluso mellizas de la angustia. La mente podía hacer finalmente lo que siempre habría querido, quedar inutilizada por el rencor tan infinito como su alrededor...
—Para dar todo el honor correspondiente a la realidad habría que empezar a reconfigurar ese punto de vista desde cero. El que dijera que la carencia de un cuerpo era lo mejor para un ser brillante destinado a ser un verdadero líder, no conoció a Starscream ni su actual condición. Tampoco sabía cuáles eran los requisitios indispensables para aferrarse de la mano de la buena fortuna para siempre.
"¡Maldita mi chispa! Esta soledad ya hasta me ha hecho hablar de mí mismo como si yo fuera cualquier otro ente. No merezco pasar por esta estapa, la enajenación.
"Bien sé que tengo algo muy claro en mi mente.
"Todos los Megatron han sido el peor estorbo que me hayan puesto en mi vida, ni siquiera los Autobots son tan molestos. Ese par solo aprendió a descomponerle a uno sus circuitos a punta de tantas acciones irracionales. Me indigna decir que este exilio fue lo único que me permitió preservar algo de mi avanzado procesamiento binario antes de que me condujeran directo a un vórtice cero. No sería nada raro que de topármelos me dijeran que debo agradecerles que no me persiguieran. ¡Qué los químicos de ese inmundo planeta primitivo los desintegren! Por culpa de ellos es que perdimos el control de Cybertron. ¿Qué esperan que gobierne yo?
Lo más sorprendete que pudo ocurrirle fue el regresar unos instantes al momento en el que se maldijo, no pudo creer que la respuesta a su única pregunta sobre su propia existencia había salido de su solitaria chispa andariega.
—Por supuesto, ya sé cuál fue ese error fatal que me condenó a sufrir lo que nadie se imaginaba. No importa si esa estúpida araña de bodega me traicionó, siempre podar ser manipulada a mi antojo en su debido momento. Lo que no se me debe olvidar es que yo debo regresar y lo haré no en el cuerpo de otro. Más bien yo seré ese otro. Creo que lo que aprendí al ver a esas estúpidas moles de carne y hueso me resultará de lo más útil. Nunca sabrán con certeza quién les apagó los sensores ópticos, ja, ja, ja.
En esos momentos, Starscream dio un paso seguro hacia su futuro, regresaría a Cybertron para ser construido como si fuera su primera vez. Los androides de la ensambladora creerían que ocurría un milagro en cuanto él tomará posesión de los circuitos. Y quién puede saberlo con todas las de ley, quizá pudiera convertirlos en sus adeptos. Después de eso le sobraría tiempo para volarle el anticuado procesador a su obsoleto líder. Pensó que ya solo era cuestión de tiempo para llevar a cabo su revancha.
—Aún no consigo resolver uno de mis problemas. ¿Por qué medios llegaré al planeta que he de gobernar por la eternidad? Sigo siendo solo una chispa cuyo cuerpo fue despedazado y sus partículas fueron desperdigadas. ¿Quién es lo suficientemente tonto como para que me dé un aventón sin proponérselo?
La tierra ya había dado la bienvenida al año 2007 y la gente consideraba que su planeta era avanzado tecnológicamente. Cada vez más puntos de acceso a la Internet eran activados en las grandes urbes de las naciones poderosas y en algunas no tan ricas ni espléndidas tambièn conocidas por su sobrenombre de neocolonias. Fue el momento en el que los procesadores de doble y cuádruple núcleo brillaban con fuerza... Y porque necesitaban un mejor mecanismo de enfriamiento para extender su esperanza de vida tan amenazada por su propia demanda de recursos, que no era nada baja como hacìan creer a la gente.
Siempre hay algo que impide que todos contemplen este mundo a través de un cristal color rosa. Tal cosa era un innovador plan maquiavélico que rayaba en la locura. Era expuesto con gran ahínco por el incurable Galvatron, quien ahora hacía mayor gala de su condición de sociópata empedernido. Para facilitarle las cosas, sus electrónicos secuaces debían hacerse del control de una o dos de las compañias consideradas hasta entonces como las mayores productoras de semiconductores.
—Soundwave, desde ya estarás a cargo de la implantación exitosa de todos estos microchips. Otra cosa, subordinado, envía a Laserbeak a que realice sus rondas. No quiero sorpresas de último ciclo.
—Por, su, puesto, Galva, tron. Laser, beak. Sal ya. Ope, ración, Torre, Vi, gía.
Galvatron lo tenía todo bien organizado. Esclavizarían a los humanos y lo harían con la involuntaria ayuda de sus propios técnicos e ingenieros, los cuales modificarían los microcircuitos para que anularan su "inquebrantable" fuerza de voluntad. Sin embargo, no les explicó qué pretendía hacer con el resto de los microchips. Esto hizo que los Decepticons empezaran a murmurar sobre la posibilidad de que pretendiera buscar una cura para su desquiciada mente artificial.
—¡Cyclonus! ¿Ya te encargaste de esas moles de carne tan imbéciles?
—Oh gran Galvatron, sus órdenes han sido ejecutadas al pie de la letra. Los humanos están a la espera de que usted dé la orden de empezar con los experimentos. ¿Hay algo más que pueda hacer por usted, gran líder?
—¡Bravo, Cyclonus! Supongo que ahora estás aguardando el momento ideal para recibir tu reconomiento por tus leales servicios. No te preocupes, tan solo necesito activar mi cañón de partículas antes de entregártelo. Claro está que igualmente puedes ir corriendo como una de esas niñitas Autobots tan asustadizas para llevar a cabo mis planes sin ponerte a preguntar ninguna de tus estupideces, ja, ja, ja, ja, ja.
El impresionado Cyclonus solo fue capaz de dar media vuelta y salir flotando por los aires poco después de haber dicho "Será como usted lo exigió, señor". Sin embargo, Galvatron seguía sintiéndose insatisfecho por la falta de prisa de aquél y le envió como obsequio un disparo de advertencia que solo rozó una de las alas de su subordinado. Solo por esto Cyclonus alcanzó la velocidad del sonido en menos de casi medio segundo.
Cuando Shockwave se percató de la presencia del subcomandante hizo brillar su bombillo un par de veces antes de dar por iniciada la segunda etapa del macabro plan galvatrónico... Tratarían de reemplazar las narices de los sujetos de estudio por unos implantes con microchips.
—Golpea a esos idiotas que se durmieron y que te dé tiempo para someter a los otros cobardes. Más tarde puedes usar a Laserbeak o Ravage para que les saque sus inmundos sensores ópticos de carne.
—¡Hey Shockwave! ¿Dónde está ahora esa locomotora de vapor de Astrotrain? ¿Por qué no ha entregado los chips que hacen falta? Galvatron no toleraría esto por mucho más tiempo. Entre más se atrase ese inútil, màs pronto se enterarán los Autobots de los planes de nuestro magnìfico lìder.
—No hemos sabido nada nuevo acerca de Astrotrain. Pensé que tu compañerito de juegos, Scourge, estaría a cargo de asegurar el arribo de la carga que debió entregarse hace unos 30 astrominutos.
—Ya veremos qué le ocurrió. Tal vez fue llamado a comparecer ante Unicron por algún asunto de vital importancia.
Lastimosamente Scourge no respondió al llamado de su compañero de andanzas. Ni siquiera se podía estar seguro de que recibiera el mensaje.
—No he logrado captar su señal. ¡Qué quede claro que yo tampoco tolero la insubordinación!
—¿Por qué no me sorprende en absoluto? De ser así debo suponer que Galvatron no ha de tener el consentimiento de su superior. ¿O me equivoco? ¿Acaso eso no es estar buscando cómo despertar la furia de gigante Unicron?
—Galvatron es el lìder y él sabe lo que hace. (Creo que él piensa reformatearse para dejar de ser un insulso peón de ese gran chatarrero espacial...)
—Veo cómo se asoma el sentimentalismo... ¿Será que tienes dudas acerca de la cordura de tu jefe? Porque hay que admitir algún día que nosotros ya deberíamos estar buscando energón y no ponernos a jugar con semejantes ratas de laboratorio.
—En ese caso voy a tener que mostrarte algo que me enseñó el poderoso e iluminado Galvatron. Espero que estés listo para recibirlo.
Tal como su superior lo hiciera con él solo unos momentos atrás, Cyclonus preparó el cañón láser de su brazo izquierdo en señal de advertencia. Cuando Shockwave terminó de comentar esto "Me disculpo con su malignidad. No lo atrasaré con asuntos tan inverosímiles", él le disparó en el hombro y el Transformer con figura de cañón de protones se puso a correr para dar ciertas órdenes a los Decepticons que les servían. No correrían con suerte los que se opusieran al vínculo inquebrantable entre Galvatron y su asistente digno de admiración, Cyclonus, quien no tenía igual por su gran dedicación.
—Mis sensores captan algo malo, muy malo que proviene de ese anticuado procesador que tiene Galvatron por cerebro. Yo solo le juré lealtad a mi amo, el genial Megatron. Desde que ese pedazo de metal retorcido llegó a Cybertron y me forzó a habitar en la Tierra, mis sensores no han dejar de percibir que se avecinan días más oscuros al imperio galáctico de los Decepticons.
En la ciudad de los Autobots en la Tierra, Ultra Magnus dirigía al remolcador que colocaría en su lugar al cohete que enviaría un nuevo satélite de telecomunicaciones a la órbita terrestre. Se trataba de un proyecto de cooperación con una de esas neocolonias centroamericanas auspiciado por la potencia económica del Norte. Los Autobots se habían comprometido a lanzarlo ellos mismos con el fin de asegurarse de que la transferecia tecnológica diera sus primeros frutos en el menor tiempo posible. De pronto recibió un llamado urgente del alto mando Autobot.
—¿Estás ahí Ultra Magnus? Tengo que compartir contigo cierta información de relevancia que me fue confiada por el gran Optimus Prime en persona.
—El Comandante de la Ciudad Ultra Magnus ya está aquí para reportarse. ¿Qué noticias tienes ahora para mí, Perceptor? ¿Ha ocurrido algo en Cybertron?
—De hecho así es, Ultra Magnus. Se te solicita que comparezcas ante Optimus Prime en el menor tiempo posible. En cuanto llegues a Cybertron te transferiré la información de la que te he hablado. Perceptor fuera.
—Mis sensores auditivos han captado cierta preocupación en nuestro compañero. Enviaré por otro Autobot para que se haga cargo de las operaciones aquí en la ciudad.
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