Categories > Anime/Manga > Naruto > Naruto: Una Renovación Urgente
Un Ronin en Konoha
por Kyonides
Cierto dÃa bien caluroso y muy poco nublado, algunos ninja de la aldea de la hoja sentÃan que algo raro ocurrÃa y no divisaban todavÃa aquello que los hacÃa sentirse de forma tan inusual. Deseaban ser los primeros en saber si se trataba de algo realmente raro, como una persona que poseyera un chakra maligno de grandes proporciones, y simplemente no lo encontraban por ningún lado. Al rato de estar tan estancados en la búsqueda, optaron por creer que el nerviosismo no parecÃa ser causado por eso y temÃan que se tratara de alguna gran bestia que deambulara por las calles de Konoha, que no se habÃa recuperado del todo de la última invasión de los ninja de Suna y las grandes serpientes. Dieron aviso a los guardias de las torres y no hallaron señales de destrucción en ningún punto de la extensa muralla. Desde ese momento corrieron para peinar toda la zona y hallar la madriguera de la bestia, pues era plausible que fuera tan solo un retoño de la serpiente. Siempre encontraron sitios que se ajustaban a la descripción requerida para encontrar pistas de a cuál animal se enfrentaban, pero ninguna era de alguno que se pudiera considerar realmente peligroso. Los conejos no parecÃan infestados por la influencia de nadie.
-¿Ahora qué hacemos, Tezuka? ¿Nos llevamos un conejo para que lo pongan en el asador y se termine esta locura tan innecesaria?
-No lo creo viable... Dicen que estos animalejos tienen mal sabor debido al excesivo uso del chakra en esta villa gracias a los campos de entrenamiento. No queremos provocarle el asco a la Quinta...
-Ni modo que me transforme en un enemigo para que me claven en el pecho miles de kunai... Será mejor que desistamos e informemos que hay que cambiar de objetivo. Solo asà no llegaremos a alarmar a la población y no se interrumpirán las lecciones.
-¡Ay, qué más da! De por sà que correr como ardillas no es algo que me enorgullezca, Taro. PreferirÃa invitar a ese delincuente juvenil de Naruto a comer platos de ramen por más caro que me costaran dos o tres de esos. Al menos quedarÃa bien con alguien.
-Je, je, je. Tranquilo que ya casi llegamos donde se encuentra la Hokage. De seguro entenderá que esto no es lo que parecÃa a primera vista.
-Y hablando del inmaduro jovencito, no está él justo ahÃ, en el restaurante... Y parece que ya lo invitaron a tragarse los fideos. ¡Qué risa! Alguien se me adelantó o quién sabe si ahora me conecto con la mente de otra persona a la distancia.
-A dos milÃmetros de tu nariz lo dudo que establezcas esa conexión psÃquica.
-¡Hey, no dudes de mis capacidades! El que no entrene tan seguido no quiere decir que no mejore en algunas áreas.
-En la lectura de Ichi Ichi Paradisu tal vez sÃ.
-No me rebajes tanto, que yo solo leo los episodios especiales y me salto lo demás. Asà no me la paso como ese Kakashi que tiene que tener cuidado de no escuchar cómo alguien da un adelanto de lo que está por salir pronto o que sucederá varias páginas después.
-Yo creo que sà eres un rudo competidor de él, je, je, je. Bueno, llegamos a su oficina. Esperemos que reciba con facilidad nuestra sugerencia y no nos llame unos pargos buenos para nada...
-Con tanto años encima, ella debe estar solo esperando a ver a quién molesta diciéndole ese tipo de cosas.
Dentro de Ichiraku Ramen los dos comensales pedÃan un segundo plato de ramen al cocinero, pues les quedaba espacio para más. Naruto estaba algo más contento, pues esta vez no tendrÃa que pagar por la comida a excepción del primer plato que pidió antes de que el segundo visitante lo invitara a comer otra clase de ramen el cual él también probarÃa. Quedó encantado, casi se lo podÃa confundir con el mismo Uzumaki debido a la sonrisa tan amplia que se le dibujó muy pronto en la cara anteriormente seria. De un momento a otro sintió que alguien lo observaba algo por encima de los hombros, mas no volteó a ver de quién se tratarÃa. El adolescente de los ojos azules se quedó mirándolo primero con profunda extrañeza y luego con mucho entusiasmo, lo cual lo animó a dirigirle la palabra.
-No puedo ocultar el asombro que me causa ver que alguien más puede ser tan fanático de las tazas de ramen de este restaurante, de veras. ¿A usted también le agrada comer esto? Estoy seguro de que asà es.
-Pasa un dÃa sin comer por ser eso una necesidad del momento y verás que no habrá quien se niegue a probar el plato de comida más simple o menos sazonado. Sin duda le dará una sonrisa llena de gratitud a quien se lo ofreciera. De otra manera, yo no me hubiera abusado al pedir más ramen.
-Es extraño, por no decir que bastante. Solo con alguien de afuera de la aldea he podido sentir que comparto con alguien mi afición por esta comida tan fabulosa. ¿Puede decirme de dónde es usted, señor? ¿Viene de bien lejos? Yo no lo habÃa visto por acá o en otro sector de Konoha, de veras que sÃ.
-Es obvio que vengo de lugares algo lejanos... Según sus propias estimaciones de lo que es la distancia. Para mÃ, esto queda como a una cuadra de distancia cuando mucho.
-Ni siquiera mi casa queda tan cerca... Y eso que a mà no me molesta pasar el tiempo corriendo de un lugar a otro...
-A veces no queda de otra que reservar la energÃa hasta el dÃa en que no sea peligroso el abandonar el refugio temporal que uno ha levantado a partir de la nada. La paciencia también rinde sus frutos en el momento más conveniente.
-Tal vez sea cierto, pero no me podrÃa sentir cansado ni actuarÃa asà si supiera que estoy por ir a una misión de importancia, de veras, je, je, je. No hay mejor emoción que esa que corre rápido dentro de uno, sobretodo cuando no se puede llevar alguna taza de ramen consigo, je, je, je, je. Lo dichoso de eso es que acá sobran los árboles y le permite a uno no sentirse demasiado alejado de casa, excepto si hay que pasar por el desierto...-dijo Naruto al exhalar una gran bocanada de aire en poquÃsimo tiempo.
-¡Vaya situación tan ventajosa! No es nada malo que la usen tanto al estar afuera, me parece sabio, de hecho muy sabio si lo que quieren es mantener la fuerza de voluntad intacta.
-Claro que permanece muy intacta. Basta con respirar este fresco aire, de veras.
-Hola, Anko. Venimos de hacer la debida inspección de la zona y, para ser muy sincero, no hemos encontrado el menor rastro de amenaza alguna... A menos que la Hokage desee cenar una pata de conejo asado, no podremos traer otra cosa ante su presencia. Mil disculpas por eso.
-Hola. Si te fuera posible sugerirle que cambie de objetivo, te estarÃamos bastante agradecidos, pues de otra manera no halleremos algo de utilidad y solo conseguiremos desperdiciar nuestras energÃas en eso. Perseguir a alguien que luzca "bien común" me parece lo más recomendable en momentos como este...
-Hola a los dos... Le daré el mensaje a la Hokage de inmediato. Ahora ya pueden continuar con su asignación actual hasta nuevo aviso.
-Por supuesto.
Los dos ninja subieron al edificio de enfrente y luego continuaron su viaje yendo a la derecha. Adentro de las oficinas de la Hokage, Anko fue a relatarle los últimos por menores de la búsqueda de tan sospechosa presencia. Fue interrumpida por la Quinta de forma abrupta, quien le hizo una pregunta directa.
-¿Qué querÃan ese par? No me digas que gente como ellos logró encontrar el origen de esta repentina molestia, porque no te lo creeré ni en un siglo entero. Alguien que descienda indirectamente del clan Nara no ha de ser muy esforzado a la hora de realizar cualquiera de sus quehaceres.
-En realidad, Señora Hokage, no han encontrado nada y creÃan que no lo harÃan en todo el dÃa...
-Ahora también temo eso, Anko. Les daré la orden de ir por el impetuoso de Naruto. Algo tendrá que ver con todo esto que anuncia la llegada de más males a la aldea.
-Por supuesto.
-Shizune, ven por favor. Necesito que cuanto antes esté listo tu mejor ungüento. Me parece qu va a ser muy necesario para...
-Disculpe, pero supongo que se referirá a Naruto. ¿Cree que él realmente necesite con urgencia algo como eso? TenÃa entendido que no lo requerirÃa nunca...
-Y asi es aún hoy en dÃa, pero no te lo solicité para él. Ahora, si me dejas terminar mi frase, te diré que lo ocupará su mentor, ese roco apestoso por los aceites de ranas.
-¿De veras cree eso Hokage-sama? Nunca me lo hubiera imaginado.
-Y para evitar sorpresas y más de un atraso, llena varios frascos, tal vez como cinco.
-Seguro, Hokage-sama. Saber eso me deja asombrada del poder de ese muchacho.
-Te diré algo más. Debes saber que todavÃa espero más de él. Ni mi mente puede concebir de qué se trata.
Mitarashi fue enseguida tras los dos que habÃan reanudado la búsqueda y les llamó la atención y estos se devolvieron hasta topársela en medio camino. Entonces ella les dio la nueva orden que habÃa salido hacÃa tan poco, justo como el pan caliente y fresquecito. Ellos continuaron su camino, pero esta vez ya sabÃan a dónde ir para cumplir la orden a cabalidad.
-¡Vaya que fue bien rápido!
-No creà jamás que la convenciéramos de esa forma tan simple y sin gracia... Pero de fijo no dejó de notar lo vago que eres en cualquier proyecto o misión a la que le dediques tu tiempo.
-Como si me importara ahora. Solo veo cómo solucionaremos esto sin tener que sudar gotas de sangre para planear una gran estrategia que conlleve a la pronta resolución de situación tan grave.
-Nada tan cómodo como buscarlo a él en el restaurante y comernos el plato recién servido que no le dará tiempo de probar, je, je, je. Eso sà es mostrar presteza para laborar cuando y donde sea.
-¡Hey, Naruto Uzumaki!-gritó Taro antes de aterrizar-. Ven ya con nosotros y no te opongas, jovencito rebelde, o te irá de lo peor, pues no solo nosotros estabamos tras tus huellas.
-¡Ay, ay, ay! ¿Y ahora quién los mandó a molestarme a estas altas horas del dÃa? No me vengan conque la hora del almuerzo no es sagrada aquÃ.
-Nunca lo fue, payasito. Por ahora no te alejarás de nosotros. No te gustará saber qué clase de castigo les propinamos a los rebeldes, que se ponen bien tercos.
-Ja, ya querrÃa ver que intentaran algo, presumidos. Bueno, señor, me da mucha pena ya no poder disfrutar de otro plato más al que usted me habrÃa invitado. Fue un placer, de veras que asà es. ¡Adiós!
-No lo dirÃas si supieras que ese plato extra y otro mÃo ya iban por tu cuenta, jovencito.
-¿Qué? ¿Qué dijo?
-¿GustarÃa de tomar un poco de sake luego de comer este delicioso ramen, señor?
-Muchas gracias, pero yo no tomo sake ni ningún otro licor. No se llevan bien conmigo
.
-No te distraigas, Naruto. Vas a tener que darle cuentas pero a la Hokage dentro de poco tiempo.
-¿Qué? ¿Qué? (No entiendo por qué esto solo me pasa a mà cuando mi panza por fin se estaba divirtiendo y de gratis...)
-Anko, aquà traemos a Naruto tal y como lo solicitó la Quinta.
-¡Vaya! Por fin hicieron algo sin retrasarse por estarse quejando a cada instante. Pueden retirarse.
-Asà sea.
-Tú, Uzumaki Naruto, solo sÃgueme.
-Pero sà la Hokage sabe que estoy en entrenamiento, ¿por qué querrÃa llamarme de pronto? ¿No será que tiene una misión para mÃ? De ser asà esperaba verla con el resto de la gente...
-Cállate, que viniste únicamente a escuchar lo que ella quiera indicarte y punto.
-No me digas que ya se le pegó la maña de echarse unos largos discursos tan tediosos como el viejo Hokage... Creo que hasta me hará olvidar que almorcé y me volverá a dar la bostezadera.
-Guarda silencio, insolente y entra de inmediato. No se te ocurra abrir la boca ni para bostezar una sola vez.
-De acuerdo, de acuerdo. No lo decÃa en serio, sigo con el estómago bien lleno. ¿No lo nota?
-Mejor mete esa panza tan repugnante y entra de una buena vez.
La puerta del despacho de la ninja número uno se abrió lentamente y produciendo un crujido estremecedor que nadie esperaba. Naruto se imaginó que ese lugar se habrÃa convertido en la casa de los sustos de Konoha.
-Discúlpenos, aquà le dejo a Uzumaki Naruto. Me encargaré de conseguir alguien que engrase las bisagras de esta puerta y asà no le cause más inconvenientes, Hokage-sama.
-Perfecto, puede retirarse, Anko. Veo que por fin te presentaste, Naruto. Ahora acércate y no repliques. Hazlo de una vez, pues no te llamé para que dieras un tour por este edificio.
-Este, sÃ, Tsunade...
-¡Qué confianza te tienes! Solo a tà se te ocurre llamarme por el nombre, pero está bien mientras no lo hagas tan seguido ni en público.
-No, sÃ, eso lo sabÃa muy bien-dijo Naruto mientras se manifestaba la tÃpica gotita de sudor en un costado de sus mejillas-. ¿Necesitaba decirme algo?
-SÃ, por supuesto, Naruto. Si tienes algo que contarme tú antes de que te hable del porqué te convoqué a esta pequeña reunión, será mejor que lo hagas ahora o después no te quedarán ánimos para abrir la boca y pronunciar alguna palabra coherente, tal vez solo digas las idioteces de siempre.
-Nunca me toma en serio.
-Al contrario es lo que siempre he tratado de hacer desde que llegué acá.
-Bueno, de ser realmente asÃ... QuerÃa pedirle un gran favor que no es para mÃ...
-¿De veras? ¿Y a qué se debe esa buena voluntad tuya?
-Pues, lo que quiero es... ¡Ay, qué pena me da! Bueno, ya se lo voy a decir, de veras.
-Estoy esperando, pero no lo haré por el resto del dÃa, asà que apresúrate. ¿Qué es lo que deseas tanto?
-Este... Quiero saber si usted se anima a enseñarle a Sakura el secreto para lucir tan joven por tan largo tiempo-Dijo Naruto mientras iba bajando más y más el volumen.
-¿Qué dices? No, niño, no me es posible, es un secreto de mujer, mi propia técnica de seducción. Jamás se va a poder pasar este alucinante conocimiento por más que lo intente o trate ella de copiarlo. Es inútil, esa chiquilla de Sakura se sentirÃa más desanimada que nunca y eso no va con su nueva personalidad, una más segura de sà misma. Por un momento pensé que no eras egoÃsta como la mayorÃa de los hombres de la aldea. No debà olvidar que se te pegó la perversión de ese roco engreÃdo, ese estúpido domador de sapos.
-No, es que me pareció que algo tan bien hecho no debÃa perderse aunque usted no estuviera, que alguna de la aldea debÃa aprender ese secreto tan bello... ¿Y sà convenzo a Sakura para que ella misma sea quien se lo pida en este mismo lugar? Entonces sà estarÃa de acuerdo con revelarle ese secreto, ¿no es verdad?
-DarÃa lo mismo, niño fisgón.
-Ay, ya no me trate como a ese pervertido hermitaño. Yo no soy como él, para nada.
-Pues asà de duro te puede tratar la vida de aquà en adelante, Naruto. No se trata solo de que te quiera maltratar de palabra sino de que te enfrentes a una realidad más ruda de la que te has de haber imaginado desde que eras un bebito de dos cuartas de altura.
-Ay, no entiendo nada de nada. ExplÃqueme de qué se trata esto, rayos.
-Bueno, Uzumaki, te controla aún la impaciencia por lo que puedo ver en este momento. Después no te quejes que eso no te servirá de nada. Bueno, esta es la razón de que estés aquÃ. No se trata de una nueva misión por lo que debas ir a tierras extrañas. En realidad, conoces bastante del lugar, me refiero a Konoha. Si alguna vez pretendiste sucederme, esta es la oportunidad de que esmeres en probar que eres perfecto, el que ha de proteger a todos los aldeanos por igual.
-Pero... ¿Por qué hoy viene a recordarme cuál es mi sueño? Siempre me la paso contándoselo, de veras.
-Porque te falta poco tiempo para demostrar si eres digno de este tÃtulo. A mà no me interesó gran cosa el obtenerlo y menos pretendÃa lucirme con eso. Sin embargo, sé muy bien que para ti es todo un orgullo y ya debes luchar por obtenerlo dando lo mejor que se pueda ver de alguien nacido en esta aldea escondida.
-Tan pronto quiere retirarse. No me lo imaginé y su apariencia no dirÃa que se vea cansada...
-No se trata meramente de una decisión repentina sino de que se aproxima mi muerte. Ya hice el último gran esfuerzo que podÃa realizar y eso me acortó mi tiempo en este mundo. Pronto estaré junto a los que me precedieron en este puesto.
-¿Qué? ¿Que tiene que abandonarnos pronto? Tiene que estar bromeando, ja, ja, ja. Esa sà estuvo buena. Por poco se me ponen lo pelos como de gallina. Va a tener que esforzarse más si quiere engañarme alguna vez, ja, ja, ja. Que se va a morir... ¡Qué cuentos!
-No, si te hablo con franqueza.
-¿Franqueza? Ay, eso qué serÃa... ¡No! DÃgame que no es cierto, no puede estar diciendo la verdad.
-Es inevitable y debes prepararte adecuadamente.
-No creà que llegarÃa el dÃa... Y una vez que me veo tan cerca de lograr mi mayor sueño de ser Hokage, siento que me falta mucho para estar listo. Admito que hay muchas cosas que ni me imagino...
-Vas a tener que redoblar esfuerzos al entrenar con ese miserable pervertido o alguien habrá de tomar tu lugar y te harÃa esperar mucho tiempo antes de que ese sucesor se sienta tan cansado como yo.
-No importa. Ay qué maldita basurilla tengo en este ojo... Yo me encargaré de mejorar hasta que no queden dudas de que lo lograré a tiempo, aunque les parezca mentira.
-Pues ve de una vez a cumplir con tu nueva promesa. Ni se te ocurra decepcionarme, quiero poder ver con mis cristalinos ojos que asà lo hiciste antes de partir en el viaje sin regreso.
-Délo por un hecho. Adiós, Tsunade.
-¡Qué falta de modales tiene ese chiquillo!
De regreso en el restaurante, otros ninja de la aldea de la hoja se acercan y notan la presencia de un presunto intruso que no para de conversar con la hija del cocinero. Estaban ambos muy contentos, entusiasmados y no se percataron de la presencia tan evidente de esos guardias hasta que uno colocó su mano en el hombro del comensal para llamarle la atención.
-¿Qué pasó? ¿Se ha caÃdo uno de los carteles de la entrada? Ah, pero si son dos ninjas de este lugar... ¿En qué les puedo servir, mis estimados? ¿Les inquieta algo en especial?
-Pues, sÃ, si hay algo que nos inquieta y nos urge saber qué está haciendo usted aquà tan tranquilo. ¿Cuándo entró usted por las puertas de la aldea? ¿Dónde está el registro de su llegada acá?
-¿De qué registro o qué otras varas está usted hablando, joven? Simplemente aproveché el hecho de que tenÃa hambre y me vine directo acá para probar estos deliciosos platillos. ¿No es asÃ, mi estimadÃsima jovencita? Es más, estaba acá conversando con un tal Uzumaki que ellos conocen muy bien.
-Y ya por eso cree que puede escurrirse por todas las calles de esta aldea. ¡Qué descarado es!
-De hecho no es para tanto, tomaré esta oportunidad para pedirles que me lleven al lugar donde pueda hablar con la persona que conocida aquà como Hokage. He aquà que tengo un encargo muy importante de la gente de mi pueblo y necesito pedir la asistencia que nos puedan brindar para salir de un atolladero. Es algo muy serio y agradecerÃa que no nos atrasemos más, pues los últimos ninja que vi rondando por aquà solo tuvieron tiempo de llevarse al muchacho. No me dieron tiempo de pedirles este favor.
--¿Qué hacemos? ¿Lo llevamos escoltado hasta que lo encierren?
-No sé... ¿Qué tan importante es eso que le va a pedir a nuestra organización que realice en su poblado?
-Pues es algo sumamente complicado y no tengo idea aún de cuál sea la tarifa por solicitarles semejante cosa. No es algo que dure poco tiempo.
-De acuerdo, aunque tengo mis dudas al respecto lo llevaremos a las oficinas para que ventilen ese asunto con los de más alto rango.
-No sabe lo contento que estoy porque deseen cooperar con nuestra causa. Bueno, debo despedirme mi bella cocinera. Ya será en otra ocasión...
Los tres hombres partieron rumbo a las oficinas para que el visitante desconocido hablara con la Hokage y le hiciera la respectiva solicitud en persona. De otra forma lo arrestarÃan y lo encerrarÃan para llevar a cabo uno que otro proceso de interrogación, nada de importancia, tan solo lo de siempre. En algún momento demostrarÃan que ese hombre era el causante de la alarma. Con ella posiblemente pretendÃa asustarlos y atacarlos cuando se hallaran completamente nerviosos, ya muy desgastados mentalmente como para actuar con rapidez y con las cabezas frÃas. La última pregunta que les quedaba sin responder era cúando darÃa a conocer su verdadero rostro, el de un exterminador a sueldo cuyo fin era borrar del mapa a los ninjas de la Aldea de la Hoja.
por Kyonides
Cierto dÃa bien caluroso y muy poco nublado, algunos ninja de la aldea de la hoja sentÃan que algo raro ocurrÃa y no divisaban todavÃa aquello que los hacÃa sentirse de forma tan inusual. Deseaban ser los primeros en saber si se trataba de algo realmente raro, como una persona que poseyera un chakra maligno de grandes proporciones, y simplemente no lo encontraban por ningún lado. Al rato de estar tan estancados en la búsqueda, optaron por creer que el nerviosismo no parecÃa ser causado por eso y temÃan que se tratara de alguna gran bestia que deambulara por las calles de Konoha, que no se habÃa recuperado del todo de la última invasión de los ninja de Suna y las grandes serpientes. Dieron aviso a los guardias de las torres y no hallaron señales de destrucción en ningún punto de la extensa muralla. Desde ese momento corrieron para peinar toda la zona y hallar la madriguera de la bestia, pues era plausible que fuera tan solo un retoño de la serpiente. Siempre encontraron sitios que se ajustaban a la descripción requerida para encontrar pistas de a cuál animal se enfrentaban, pero ninguna era de alguno que se pudiera considerar realmente peligroso. Los conejos no parecÃan infestados por la influencia de nadie.
-¿Ahora qué hacemos, Tezuka? ¿Nos llevamos un conejo para que lo pongan en el asador y se termine esta locura tan innecesaria?
-No lo creo viable... Dicen que estos animalejos tienen mal sabor debido al excesivo uso del chakra en esta villa gracias a los campos de entrenamiento. No queremos provocarle el asco a la Quinta...
-Ni modo que me transforme en un enemigo para que me claven en el pecho miles de kunai... Será mejor que desistamos e informemos que hay que cambiar de objetivo. Solo asà no llegaremos a alarmar a la población y no se interrumpirán las lecciones.
-¡Ay, qué más da! De por sà que correr como ardillas no es algo que me enorgullezca, Taro. PreferirÃa invitar a ese delincuente juvenil de Naruto a comer platos de ramen por más caro que me costaran dos o tres de esos. Al menos quedarÃa bien con alguien.
-Je, je, je. Tranquilo que ya casi llegamos donde se encuentra la Hokage. De seguro entenderá que esto no es lo que parecÃa a primera vista.
-Y hablando del inmaduro jovencito, no está él justo ahÃ, en el restaurante... Y parece que ya lo invitaron a tragarse los fideos. ¡Qué risa! Alguien se me adelantó o quién sabe si ahora me conecto con la mente de otra persona a la distancia.
-A dos milÃmetros de tu nariz lo dudo que establezcas esa conexión psÃquica.
-¡Hey, no dudes de mis capacidades! El que no entrene tan seguido no quiere decir que no mejore en algunas áreas.
-En la lectura de Ichi Ichi Paradisu tal vez sÃ.
-No me rebajes tanto, que yo solo leo los episodios especiales y me salto lo demás. Asà no me la paso como ese Kakashi que tiene que tener cuidado de no escuchar cómo alguien da un adelanto de lo que está por salir pronto o que sucederá varias páginas después.
-Yo creo que sà eres un rudo competidor de él, je, je, je. Bueno, llegamos a su oficina. Esperemos que reciba con facilidad nuestra sugerencia y no nos llame unos pargos buenos para nada...
-Con tanto años encima, ella debe estar solo esperando a ver a quién molesta diciéndole ese tipo de cosas.
Dentro de Ichiraku Ramen los dos comensales pedÃan un segundo plato de ramen al cocinero, pues les quedaba espacio para más. Naruto estaba algo más contento, pues esta vez no tendrÃa que pagar por la comida a excepción del primer plato que pidió antes de que el segundo visitante lo invitara a comer otra clase de ramen el cual él también probarÃa. Quedó encantado, casi se lo podÃa confundir con el mismo Uzumaki debido a la sonrisa tan amplia que se le dibujó muy pronto en la cara anteriormente seria. De un momento a otro sintió que alguien lo observaba algo por encima de los hombros, mas no volteó a ver de quién se tratarÃa. El adolescente de los ojos azules se quedó mirándolo primero con profunda extrañeza y luego con mucho entusiasmo, lo cual lo animó a dirigirle la palabra.
-No puedo ocultar el asombro que me causa ver que alguien más puede ser tan fanático de las tazas de ramen de este restaurante, de veras. ¿A usted también le agrada comer esto? Estoy seguro de que asà es.
-Pasa un dÃa sin comer por ser eso una necesidad del momento y verás que no habrá quien se niegue a probar el plato de comida más simple o menos sazonado. Sin duda le dará una sonrisa llena de gratitud a quien se lo ofreciera. De otra manera, yo no me hubiera abusado al pedir más ramen.
-Es extraño, por no decir que bastante. Solo con alguien de afuera de la aldea he podido sentir que comparto con alguien mi afición por esta comida tan fabulosa. ¿Puede decirme de dónde es usted, señor? ¿Viene de bien lejos? Yo no lo habÃa visto por acá o en otro sector de Konoha, de veras que sÃ.
-Es obvio que vengo de lugares algo lejanos... Según sus propias estimaciones de lo que es la distancia. Para mÃ, esto queda como a una cuadra de distancia cuando mucho.
-Ni siquiera mi casa queda tan cerca... Y eso que a mà no me molesta pasar el tiempo corriendo de un lugar a otro...
-A veces no queda de otra que reservar la energÃa hasta el dÃa en que no sea peligroso el abandonar el refugio temporal que uno ha levantado a partir de la nada. La paciencia también rinde sus frutos en el momento más conveniente.
-Tal vez sea cierto, pero no me podrÃa sentir cansado ni actuarÃa asà si supiera que estoy por ir a una misión de importancia, de veras, je, je, je. No hay mejor emoción que esa que corre rápido dentro de uno, sobretodo cuando no se puede llevar alguna taza de ramen consigo, je, je, je, je. Lo dichoso de eso es que acá sobran los árboles y le permite a uno no sentirse demasiado alejado de casa, excepto si hay que pasar por el desierto...-dijo Naruto al exhalar una gran bocanada de aire en poquÃsimo tiempo.
-¡Vaya situación tan ventajosa! No es nada malo que la usen tanto al estar afuera, me parece sabio, de hecho muy sabio si lo que quieren es mantener la fuerza de voluntad intacta.
-Claro que permanece muy intacta. Basta con respirar este fresco aire, de veras.
-Hola, Anko. Venimos de hacer la debida inspección de la zona y, para ser muy sincero, no hemos encontrado el menor rastro de amenaza alguna... A menos que la Hokage desee cenar una pata de conejo asado, no podremos traer otra cosa ante su presencia. Mil disculpas por eso.
-Hola. Si te fuera posible sugerirle que cambie de objetivo, te estarÃamos bastante agradecidos, pues de otra manera no halleremos algo de utilidad y solo conseguiremos desperdiciar nuestras energÃas en eso. Perseguir a alguien que luzca "bien común" me parece lo más recomendable en momentos como este...
-Hola a los dos... Le daré el mensaje a la Hokage de inmediato. Ahora ya pueden continuar con su asignación actual hasta nuevo aviso.
-Por supuesto.
Los dos ninja subieron al edificio de enfrente y luego continuaron su viaje yendo a la derecha. Adentro de las oficinas de la Hokage, Anko fue a relatarle los últimos por menores de la búsqueda de tan sospechosa presencia. Fue interrumpida por la Quinta de forma abrupta, quien le hizo una pregunta directa.
-¿Qué querÃan ese par? No me digas que gente como ellos logró encontrar el origen de esta repentina molestia, porque no te lo creeré ni en un siglo entero. Alguien que descienda indirectamente del clan Nara no ha de ser muy esforzado a la hora de realizar cualquiera de sus quehaceres.
-En realidad, Señora Hokage, no han encontrado nada y creÃan que no lo harÃan en todo el dÃa...
-Ahora también temo eso, Anko. Les daré la orden de ir por el impetuoso de Naruto. Algo tendrá que ver con todo esto que anuncia la llegada de más males a la aldea.
-Por supuesto.
-Shizune, ven por favor. Necesito que cuanto antes esté listo tu mejor ungüento. Me parece qu va a ser muy necesario para...
-Disculpe, pero supongo que se referirá a Naruto. ¿Cree que él realmente necesite con urgencia algo como eso? TenÃa entendido que no lo requerirÃa nunca...
-Y asi es aún hoy en dÃa, pero no te lo solicité para él. Ahora, si me dejas terminar mi frase, te diré que lo ocupará su mentor, ese roco apestoso por los aceites de ranas.
-¿De veras cree eso Hokage-sama? Nunca me lo hubiera imaginado.
-Y para evitar sorpresas y más de un atraso, llena varios frascos, tal vez como cinco.
-Seguro, Hokage-sama. Saber eso me deja asombrada del poder de ese muchacho.
-Te diré algo más. Debes saber que todavÃa espero más de él. Ni mi mente puede concebir de qué se trata.
Mitarashi fue enseguida tras los dos que habÃan reanudado la búsqueda y les llamó la atención y estos se devolvieron hasta topársela en medio camino. Entonces ella les dio la nueva orden que habÃa salido hacÃa tan poco, justo como el pan caliente y fresquecito. Ellos continuaron su camino, pero esta vez ya sabÃan a dónde ir para cumplir la orden a cabalidad.
-¡Vaya que fue bien rápido!
-No creà jamás que la convenciéramos de esa forma tan simple y sin gracia... Pero de fijo no dejó de notar lo vago que eres en cualquier proyecto o misión a la que le dediques tu tiempo.
-Como si me importara ahora. Solo veo cómo solucionaremos esto sin tener que sudar gotas de sangre para planear una gran estrategia que conlleve a la pronta resolución de situación tan grave.
-Nada tan cómodo como buscarlo a él en el restaurante y comernos el plato recién servido que no le dará tiempo de probar, je, je, je. Eso sà es mostrar presteza para laborar cuando y donde sea.
-¡Hey, Naruto Uzumaki!-gritó Taro antes de aterrizar-. Ven ya con nosotros y no te opongas, jovencito rebelde, o te irá de lo peor, pues no solo nosotros estabamos tras tus huellas.
-¡Ay, ay, ay! ¿Y ahora quién los mandó a molestarme a estas altas horas del dÃa? No me vengan conque la hora del almuerzo no es sagrada aquÃ.
-Nunca lo fue, payasito. Por ahora no te alejarás de nosotros. No te gustará saber qué clase de castigo les propinamos a los rebeldes, que se ponen bien tercos.
-Ja, ya querrÃa ver que intentaran algo, presumidos. Bueno, señor, me da mucha pena ya no poder disfrutar de otro plato más al que usted me habrÃa invitado. Fue un placer, de veras que asà es. ¡Adiós!
-No lo dirÃas si supieras que ese plato extra y otro mÃo ya iban por tu cuenta, jovencito.
-¿Qué? ¿Qué dijo?
-¿GustarÃa de tomar un poco de sake luego de comer este delicioso ramen, señor?
-Muchas gracias, pero yo no tomo sake ni ningún otro licor. No se llevan bien conmigo
.
-No te distraigas, Naruto. Vas a tener que darle cuentas pero a la Hokage dentro de poco tiempo.
-¿Qué? ¿Qué? (No entiendo por qué esto solo me pasa a mà cuando mi panza por fin se estaba divirtiendo y de gratis...)
-Anko, aquà traemos a Naruto tal y como lo solicitó la Quinta.
-¡Vaya! Por fin hicieron algo sin retrasarse por estarse quejando a cada instante. Pueden retirarse.
-Asà sea.
-Tú, Uzumaki Naruto, solo sÃgueme.
-Pero sà la Hokage sabe que estoy en entrenamiento, ¿por qué querrÃa llamarme de pronto? ¿No será que tiene una misión para mÃ? De ser asà esperaba verla con el resto de la gente...
-Cállate, que viniste únicamente a escuchar lo que ella quiera indicarte y punto.
-No me digas que ya se le pegó la maña de echarse unos largos discursos tan tediosos como el viejo Hokage... Creo que hasta me hará olvidar que almorcé y me volverá a dar la bostezadera.
-Guarda silencio, insolente y entra de inmediato. No se te ocurra abrir la boca ni para bostezar una sola vez.
-De acuerdo, de acuerdo. No lo decÃa en serio, sigo con el estómago bien lleno. ¿No lo nota?
-Mejor mete esa panza tan repugnante y entra de una buena vez.
La puerta del despacho de la ninja número uno se abrió lentamente y produciendo un crujido estremecedor que nadie esperaba. Naruto se imaginó que ese lugar se habrÃa convertido en la casa de los sustos de Konoha.
-Discúlpenos, aquà le dejo a Uzumaki Naruto. Me encargaré de conseguir alguien que engrase las bisagras de esta puerta y asà no le cause más inconvenientes, Hokage-sama.
-Perfecto, puede retirarse, Anko. Veo que por fin te presentaste, Naruto. Ahora acércate y no repliques. Hazlo de una vez, pues no te llamé para que dieras un tour por este edificio.
-Este, sÃ, Tsunade...
-¡Qué confianza te tienes! Solo a tà se te ocurre llamarme por el nombre, pero está bien mientras no lo hagas tan seguido ni en público.
-No, sÃ, eso lo sabÃa muy bien-dijo Naruto mientras se manifestaba la tÃpica gotita de sudor en un costado de sus mejillas-. ¿Necesitaba decirme algo?
-SÃ, por supuesto, Naruto. Si tienes algo que contarme tú antes de que te hable del porqué te convoqué a esta pequeña reunión, será mejor que lo hagas ahora o después no te quedarán ánimos para abrir la boca y pronunciar alguna palabra coherente, tal vez solo digas las idioteces de siempre.
-Nunca me toma en serio.
-Al contrario es lo que siempre he tratado de hacer desde que llegué acá.
-Bueno, de ser realmente asÃ... QuerÃa pedirle un gran favor que no es para mÃ...
-¿De veras? ¿Y a qué se debe esa buena voluntad tuya?
-Pues, lo que quiero es... ¡Ay, qué pena me da! Bueno, ya se lo voy a decir, de veras.
-Estoy esperando, pero no lo haré por el resto del dÃa, asà que apresúrate. ¿Qué es lo que deseas tanto?
-Este... Quiero saber si usted se anima a enseñarle a Sakura el secreto para lucir tan joven por tan largo tiempo-Dijo Naruto mientras iba bajando más y más el volumen.
-¿Qué dices? No, niño, no me es posible, es un secreto de mujer, mi propia técnica de seducción. Jamás se va a poder pasar este alucinante conocimiento por más que lo intente o trate ella de copiarlo. Es inútil, esa chiquilla de Sakura se sentirÃa más desanimada que nunca y eso no va con su nueva personalidad, una más segura de sà misma. Por un momento pensé que no eras egoÃsta como la mayorÃa de los hombres de la aldea. No debà olvidar que se te pegó la perversión de ese roco engreÃdo, ese estúpido domador de sapos.
-No, es que me pareció que algo tan bien hecho no debÃa perderse aunque usted no estuviera, que alguna de la aldea debÃa aprender ese secreto tan bello... ¿Y sà convenzo a Sakura para que ella misma sea quien se lo pida en este mismo lugar? Entonces sà estarÃa de acuerdo con revelarle ese secreto, ¿no es verdad?
-DarÃa lo mismo, niño fisgón.
-Ay, ya no me trate como a ese pervertido hermitaño. Yo no soy como él, para nada.
-Pues asà de duro te puede tratar la vida de aquà en adelante, Naruto. No se trata solo de que te quiera maltratar de palabra sino de que te enfrentes a una realidad más ruda de la que te has de haber imaginado desde que eras un bebito de dos cuartas de altura.
-Ay, no entiendo nada de nada. ExplÃqueme de qué se trata esto, rayos.
-Bueno, Uzumaki, te controla aún la impaciencia por lo que puedo ver en este momento. Después no te quejes que eso no te servirá de nada. Bueno, esta es la razón de que estés aquÃ. No se trata de una nueva misión por lo que debas ir a tierras extrañas. En realidad, conoces bastante del lugar, me refiero a Konoha. Si alguna vez pretendiste sucederme, esta es la oportunidad de que esmeres en probar que eres perfecto, el que ha de proteger a todos los aldeanos por igual.
-Pero... ¿Por qué hoy viene a recordarme cuál es mi sueño? Siempre me la paso contándoselo, de veras.
-Porque te falta poco tiempo para demostrar si eres digno de este tÃtulo. A mà no me interesó gran cosa el obtenerlo y menos pretendÃa lucirme con eso. Sin embargo, sé muy bien que para ti es todo un orgullo y ya debes luchar por obtenerlo dando lo mejor que se pueda ver de alguien nacido en esta aldea escondida.
-Tan pronto quiere retirarse. No me lo imaginé y su apariencia no dirÃa que se vea cansada...
-No se trata meramente de una decisión repentina sino de que se aproxima mi muerte. Ya hice el último gran esfuerzo que podÃa realizar y eso me acortó mi tiempo en este mundo. Pronto estaré junto a los que me precedieron en este puesto.
-¿Qué? ¿Que tiene que abandonarnos pronto? Tiene que estar bromeando, ja, ja, ja. Esa sà estuvo buena. Por poco se me ponen lo pelos como de gallina. Va a tener que esforzarse más si quiere engañarme alguna vez, ja, ja, ja. Que se va a morir... ¡Qué cuentos!
-No, si te hablo con franqueza.
-¿Franqueza? Ay, eso qué serÃa... ¡No! DÃgame que no es cierto, no puede estar diciendo la verdad.
-Es inevitable y debes prepararte adecuadamente.
-No creà que llegarÃa el dÃa... Y una vez que me veo tan cerca de lograr mi mayor sueño de ser Hokage, siento que me falta mucho para estar listo. Admito que hay muchas cosas que ni me imagino...
-Vas a tener que redoblar esfuerzos al entrenar con ese miserable pervertido o alguien habrá de tomar tu lugar y te harÃa esperar mucho tiempo antes de que ese sucesor se sienta tan cansado como yo.
-No importa. Ay qué maldita basurilla tengo en este ojo... Yo me encargaré de mejorar hasta que no queden dudas de que lo lograré a tiempo, aunque les parezca mentira.
-Pues ve de una vez a cumplir con tu nueva promesa. Ni se te ocurra decepcionarme, quiero poder ver con mis cristalinos ojos que asà lo hiciste antes de partir en el viaje sin regreso.
-Délo por un hecho. Adiós, Tsunade.
-¡Qué falta de modales tiene ese chiquillo!
De regreso en el restaurante, otros ninja de la aldea de la hoja se acercan y notan la presencia de un presunto intruso que no para de conversar con la hija del cocinero. Estaban ambos muy contentos, entusiasmados y no se percataron de la presencia tan evidente de esos guardias hasta que uno colocó su mano en el hombro del comensal para llamarle la atención.
-¿Qué pasó? ¿Se ha caÃdo uno de los carteles de la entrada? Ah, pero si son dos ninjas de este lugar... ¿En qué les puedo servir, mis estimados? ¿Les inquieta algo en especial?
-Pues, sÃ, si hay algo que nos inquieta y nos urge saber qué está haciendo usted aquà tan tranquilo. ¿Cuándo entró usted por las puertas de la aldea? ¿Dónde está el registro de su llegada acá?
-¿De qué registro o qué otras varas está usted hablando, joven? Simplemente aproveché el hecho de que tenÃa hambre y me vine directo acá para probar estos deliciosos platillos. ¿No es asÃ, mi estimadÃsima jovencita? Es más, estaba acá conversando con un tal Uzumaki que ellos conocen muy bien.
-Y ya por eso cree que puede escurrirse por todas las calles de esta aldea. ¡Qué descarado es!
-De hecho no es para tanto, tomaré esta oportunidad para pedirles que me lleven al lugar donde pueda hablar con la persona que conocida aquà como Hokage. He aquà que tengo un encargo muy importante de la gente de mi pueblo y necesito pedir la asistencia que nos puedan brindar para salir de un atolladero. Es algo muy serio y agradecerÃa que no nos atrasemos más, pues los últimos ninja que vi rondando por aquà solo tuvieron tiempo de llevarse al muchacho. No me dieron tiempo de pedirles este favor.
--¿Qué hacemos? ¿Lo llevamos escoltado hasta que lo encierren?
-No sé... ¿Qué tan importante es eso que le va a pedir a nuestra organización que realice en su poblado?
-Pues es algo sumamente complicado y no tengo idea aún de cuál sea la tarifa por solicitarles semejante cosa. No es algo que dure poco tiempo.
-De acuerdo, aunque tengo mis dudas al respecto lo llevaremos a las oficinas para que ventilen ese asunto con los de más alto rango.
-No sabe lo contento que estoy porque deseen cooperar con nuestra causa. Bueno, debo despedirme mi bella cocinera. Ya será en otra ocasión...
Los tres hombres partieron rumbo a las oficinas para que el visitante desconocido hablara con la Hokage y le hiciera la respectiva solicitud en persona. De otra forma lo arrestarÃan y lo encerrarÃan para llevar a cabo uno que otro proceso de interrogación, nada de importancia, tan solo lo de siempre. En algún momento demostrarÃan que ese hombre era el causante de la alarma. Con ella posiblemente pretendÃa asustarlos y atacarlos cuando se hallaran completamente nerviosos, ya muy desgastados mentalmente como para actuar con rapidez y con las cabezas frÃas. La última pregunta que les quedaba sin responder era cúando darÃa a conocer su verdadero rostro, el de un exterminador a sueldo cuyo fin era borrar del mapa a los ninjas de la Aldea de la Hoja.
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