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Líos en el Redondel

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Category: Pokemon - Rating: G - Genres: Fantasy,Humor,Parody - Characters: Ash,Misty,The Narrator - Published: 2007-09-23 - Updated: 2007-09-23 - 9637 words

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Pokemon: Los Viajes por Tiquicia
Líos en el Redondel
por Kyonides



Encontramos hoy a nuestros amigos, como siempre lo hacemos, mientras se dan un tiempito para dedicarlo exclusivamente a su sano esparcimiento. Tal parece que nuestro héroe de Pueblo Paleta ya no aprovechó las horas que le restaban de la tarde para entrenar con sus Pokemon, y eso que tanta falta le hacían. Prefirió sentarse en las graderías de sol y ejercitar su boca y su esófago luego de pedir a gritos los refrescos y sus tradicionales donas de puro arroz.

—¡Qué alegría poder ver de nuevo unas corridas en Zapote! Desde que estuve en la Zona de Safari no he podido sentir esa emoción que me embarga al tener que correr a toda marcha.(Hmmm. ¡Qué delicioso es esto!) Además me alegra que no hayan podido encontrar más excusas para mantenerlo cerrado.
—De veras que sí. Fue muy bueno tener de amiga a una oficial de policía en la entrada del redondel.
—¡Qué si lo es! Ella es la más buena y bella Oficial Jenny que me haya topado hasta ahora. Tiene la gracia de la Jenny de Ciudad Azulona y la firmeza y determinación de la de Ciudad Neón. No sé si ustedes lo notaron, pero esta Jenny es la que vestía la falda más ceñida de todas.
—No es posible, ni siquiera la ha vuelto a ver y ya está delirando… Debimos quedarnos afuera. Yo y mi bocota… Estoy segura de que este no es un espectáculo apto para mi dulce Togepi.
—¡Chuki-chuuuuki!
—Solo escóndelo en tu bolso como lo hiciste antes de ingresar. Solo espero que no te lo roben y crean que se encontraron con un huevo de avestruz listo para cocer, je, je, je, je, je.
—¡Ash! ¡Cómo puedes ser tan cruel! ¡Heriste a Togepi en lo más íntimo de su joven corazoncito! ¡Él exige que te disculpes de inmediato!
Misty acerca a su Togepi hasta colocarlo a varios centrímetros de la cara de Ketchum.
—Y yo que creía que tendría una yema en el centro…
—Guarda silencio, Ash. Mi consejo es que no la busques o te quedarás sin cena…
—¡Tú también, Brock! ¡No puedo creer que estoy rodeada de unos mocosos tontos e insensibles! Uy, no llores Togepi, por favor. Recuerda que yo nunca he querido el mal para ti.
—No, Misty. Discúlpanos, es que yo quise corregir a Ash, pero no supe hallar las palabras más apropiadas. Nos conoces muy bien, sabes que ninguno quiere freír a tu Togepi. ¿No es verdad, Ash? ¿Ash?
—Miren abajo, ya salió el primer Tauros. Tengo que tomarme esto rápido. ¡No puedo perdérmelo!
—¡Ash!—dijeron Misty y Brock en coro.
—¿Pero qué les pasa? ¿Acaso a ustedes no les llama la atención ver cómo ese intrépido Tauros corre furioso, levantando esa gran polvareda?
—No puede ser que seas tan desconsiderado… ¡Eres un bruto, un canalla! Ya ni Psyduck puede competir contigo. ¡Uyyy! No lo soporto más, me voy al tocador. No nos esperen.
—Me imagino que no querrá salir de ahí por lo que resta de las corridas…
—Tranquilo, Brock. No va a tardarse mucho ahí dentro. Lo más seguro es que todas las mujeres de ahí se espanten al ver la sombra de ese horripilante huevo de las nieves. Será justo como cuando estuvimos en el barc…
—¡Te escuché, Ash!

Bajo el control de la ira, Misty le arrebató una lata de cerveza a un espectador. El lanzamiento fue espectacular, esa lata viajó a la velocidad del sonido mientras describía la forma de un arcoiris. Lamentablemente al otro extremo no se hallaba una olla repleta de oro sino la cabezota de Ash, que retumbó cual gong.
Cuando Ash logró mantenerse sentado sin volver a caer de espaldas, un hombre de tosco aspecto se encontraba muy cerca y no tenía intenciones de retirarse luego de un apretón de manos y con una sonrisa en la cara.

—"¿Quién de ustedes me pagará por desperdiciar mi lata de cerveza? Pero que huele ahí… Es birra, es MI birra… Con que tú eres ese chico imbécil que se peleó con su noviecita hace solo un momento." Ese furioso hombre lo agarró de la camisa y lo levantó medio metro. “En este momento me vas a entregar esa plata, son mil quinientos más otros mil quinientos que servirán para que no desee manchar las gradas con tus sesos.”

Brock sudaba frío al ver semejante determinación y de inmediato empezó a voltear a ver a todos lados. El tiempo escaseaba y todavía no veía señal alguna de que por ahí anduviera su gran amor. De pronto su corazón de melón empezó a palpitar muy fuerte y sus ojos por fin cobraron una forma definida… Eso solo una persona podía provocarlo y no era el bravucón de al lado. Asomándose por la ventana de la enfermería, estaba la dulce y delicada enfermera Joy echando un vistazo para confirmar la presunta presencia de un pokemon herido. Brock bajó hasta la baranda protectora como el rayo y empezó a agitar sus brazos en señal de peligro. De algún modo Joy lo divisó y al momento comprendió que necesitaban, urgentemente, la ayuda de alguien, quizá de la policía. Cerró la ventana corrediza y corrió a un pasillo interno donde vio que estaba sentado un Growlithe de la Policía Canina.

—Hola, lindo y tierno Growlithe. ¿Puedes ayudarme? Necesito que me lleves donde esté la Oficial Jenny. Es muy urgente.
—¡Growlithe!
—Entonces partamos ya...

Entretanto Ash no descartaba aún la pérdida de unos cuantos dientes ni el ganarse unos tremendos moretones. Brock se desanimaba y volvía a cerrar los estrechos ojos al creer que ella, esa Joy, no había sido capaz de entenderle entre todos los gritos de la muchedumbre. Se deprimió un poco más, pero aún así optó por ayudar a su amigo. Para estar completamente seguro de que lograría apartar al hombre gordo, buscó en sus bolsillos a algún pokemon para soltarlo. En el derecho sintió una Pokebola...

—¡Ve, Geodude! ¡Ayuda pronto a Ash que te necesita!
—Disculpa, joven. ¿A quién llamaste? Bueno, no importa... Uyyy, vieras cómo me encanta esa pokebola. Es la Premier, ¿verdad?
—Sí, es Premier…
—¡Qué bien! ¡Cómo me hace falta una así! Pero si lo pienso mejor, creo que una Pokebola Ultra es lo que mi Eevee se merece. En cuanto la obtenga la decoraré y se verá de lo más bonita… Le pondré pétalos y se verá tan bella como una rosa.

Brock estaba apenado, ya que había olvidado que no había traído a ningún pokemon de piedra o de otra clase. El único Pokemon que los acompañaba era Togepi y esa pokebola vacía era un regalo para Max, a quien visitarían más tarde. Y lo peor fue que la misma Pokebola lo dejó en segundo plano, pues la joven que preguntó por ella ni siquiera había puesto un ojo en él. “Vaya amigo y galán tan servicial. Solo yo podía obtener resultados tan buenos... ”, pensaba él.
Finalmente comprendió que tendría que hacer el trabajo sucio con sus propias manos o nadie más lo haría. De otra manera Ash pasaría a ser otra momia hospitalizada más en una hacinada clínica y él no quería cargar en su conciencia con su muerte en ese preciso momento o en un incendio hospitalario. Estaba a poco menos de dos metros de ellos y ya sostenía sus brazos en el aire con toda la intención de liberar a su compañero.
—No te preocupes, Brock, el grande te librará de...
—¡Cuidado! ¡Maldito engreído! ¿No ve que mi preciosura está frente a usted? Acércate, mi adorabilísima Vulpix Ivy. No vaya hacer el caso que te pisoteen tus finas patitas a las que acaban de hacerles pedicure.
—No, por favor señora, no continúe mencionando ese nombre...
—Mire, jovencito insolente, es culpa suya que yo deba estar tan pendiente de mi Ivy, esta pobre indefensa. ¡Qué no se le olvide su nombre! Es IVY. Sepa que se le debe mucho respeto a la campeona Ivy, le ganó a muchos pokeperros en el campeonato anterior.
Sentado en las gradas amarillas de evacuación, Brock se quedó inmóvil, inmerso en una aura oscura, cuyo origen era totalmente inexplicable. Nunca se llegó a cuestionar cómo un pokemon tipo zorro pudo participar en tal concurso. Mientras tanto, el pequeño Ketchum solo comenzaba a mudar su piel al mostrar los diversos colores de un Kecleon. Poco le faltaba para estirar la lengua.

Dentro del baño de mujeres se desarrollaba un evento muy distinto. Misty seguía pensando en las idioteces que su amigo Ash, el muy amable y considerado, le había dirigido a su pokemon y a ella. Se la pasaba enfureciéndose y lanzándose agua a la cara para contrarrestar eso, pero no surtía ningún efecto positivo. De pronto su rutina fue interrumpida por un par de muchachas un poco excéntricas, que al oír de rebote lo que le pasaba, decidieron tener una conversación algo íntima con la chica de Ciudad Celeste.

—Nos sabrás disculpar, pero meramente por el eco alcanzamos a escuchar una pequeña porción de lo que trata tu problema...
—Y creemos que debíamos enterarnos mejor del asunto para ayudarte a lidiar con este mal, y quién sabe, tal vez seamos todos capaces de solucionarlo. ¿No te parece genial esta ideota?
—Ya verás que mi amiga y yo no somos idiotas...
"No, claro que no..." decía la de cabello tan largo como una flama al momento de pellizcar a su contertulia.
—Oigan chichas, yo estoy BIEN. No creo haberles pedido ayuda y debe ser porque no pensaba hacerlo. Esto no les incumbe. Además YO puedo sola.
—Ay, sí, chiquita. Puedes seguir chapoteando por más horas sin que tengamos que darte una mano.
—¡No estoy chapoteando!
—Sí, lo sabemos, tratas de refrescarte, mi niña, pero ese calor no proviene del sol.
—Al menos que alguien sea tu sol...
—El suspiro que se te escapa mientras duermes...
—¿Será que tienes novio?
—¡No! No lo tengo. ¿Por qué siempre dice todo mundo que tengo uno? O si no, inventan que unos simples amigos somos pareja.
—¿Ah no? ¿Estás segura, segura?
—De fijo que no.
—Uy, ¡qué alegría nos da por ti! No sabes lo afortunada que eres.
—Capaz que lo de ellos es algo como lo que cantaban por ahí... Me refiero a algo como un "te amo... aunque no es tan fácil de decir", dijo la muchacha haciendo un leve quiebre en el tono de su voz.
—Ay no, de Ash no lo creo...
—¿Ash? ¿Es así como se llama ese bobo?
—¿Disculpe?
—Ay, ese tontíto que aún no es capaz de decírtelo...
—Bueno, sé que sí es algo bruto... Pero yo...
—Ahí lo tienes, sabes cómo es y sigues sintiendo lo mismo...
—¡Chuki, chuuu!
—¿Qué pasó ahí? ¿Estás bien mi pequeñito?
—No, no, tranquila. ¿Cómo dijiste que se llamaba este diablillo?
—Bueno, él es un Togepi.
—Oh, que adoraaable... Recuerdo que hace tiempo estuvo uno a mi cargo. ¡Qué condenados traviesos! Es más, lo que ocurrió ahorita fue que me pareció verlo mientras hacía unos movimientos rápidos. Los hizo con sus manitas y al notar que lo observaban, se acongojó, el pobrecito...
—¿De veras? Han de ser los primeros que admiten haber visto eso... ¡Qué contenta estoy con él!
—Nos llena de felicidad que te sientas así.
—¡Vámonos, Togepi! Es hora de volver donde están nuestros amigos. A ustedes les agradezco que intentaran darme una mano... Tal vez sea que yo no lo he intentado todo.
—De nada, mi niña.
—Dime algo, ¿ya se fue?
—Sí y parece que va por ahí un poco más confiada.
—Pues qué madre, yo sí lo intenté todo y fracasé. ¡No puede ser! ¡Bwaaaah!
—Ya cállate, sniff, ni que nos importara tanto esa mocosa. Podemos aspirar a obtener cosas mejores en esta vida.

—Hola, Oficial Jenny. ¡Qué feliz se siente mi corazón al ver que ha llegado hasta aquí! ¡Cómo necesitábamos mi amigo y yo que viniera! Por favor, llévese preso a este hombre que es un montado por atacarlo a él. Y no olvide arrestarme a mí por amarla tanto desde lo más ínti...
—¡Silencio! Señor, usted queda bajo arresto por perturbar la paz y agredir a un menor de edad con limitaciones en su capacidad mental. ¡Llévenselo, muchachos!
—¡Growlithe!
—Bueno, no sé si eso es serio, pero esperaría que no me impida realizar mi sueño de ser un Maestro Pokemon, je, je, je, je, je.
—Oficial, permítame demostrarle de manera rotunda mi agradecimiento por la ayuda que nos ha brindado. Espero que acepte mi invitación para ir a comer unos churros, unas empanaditas o un arrocito cantonés y conversar hasta que inicien los juegos pirotécnicos...
—Debería agradecer que no lo encierre junto con ese maleante por inducir a su amigo a consumir licor.
—Entiendo que esto puede parecer extraño, mas no fue así como ocurrieron las cosas. Se lo podré explicar con detalle mientras nos tomamos un cafecito extra fuerte.
—Yo no dispongo de tiempo para aceptar invitaciones de niños cobardes que no mueven un dedo para liberar a sus amistades y sí le queda fácil hundirlo en el abismo del vicio. Y tú, el niño de la gorra, deberás comparecer en la comisaría para que nos brindes las declaraciones respectivas al caso. Ah, será mejor que por tu propio bien consigas forjar amistades con gente que sepa ser más leal.
—Me extraña el porqué dice eso, pero dé por un hecho que seguiré su consejo.
El líder de gimnasio de Pewter City se hizo de piedra al instante y cayó como un pilar sobre la estructura de cemento y levantó la mayor cantidad de polvo que le fue posible. La Oficial Jenny solo siguió su camino, un Growlithe que la acompañaba solo lanzó algo de polvo con sus patas traseras antes de retirarse y Ash volvió a sentarse para reponerse del susto que se había llevado hacía tan poco tiempo. Los demás espectadores solo se sorprendieron al ver que en sus ropas tenían una inusual acumulación de polvo. Más de uno le echó la culpa a la contaminación ambiental proveniente de una nación del norte. En eso, uno de los vendedores de refrescos se compadeció del joven entrenador y le obsequió un vaso de refresco para que aclarara su garganta, aunque fuera un poco. Por el designio de una fuerza mayor, nadie fue capaz de recordar si había por ahí alguien que tuviera los ojos rasgados.
Treinta minutos después, Brock se levantó y se sentó en su lugar luego de haber sido ignorado por completo. Luego del ingreso del segundo Tauros, la Chica Linda de ese año fue a entregarle su premio a un torero improvisado que logró despegar los globos que habían colocado en el lomo del pokemon. La cara de este resplandecía al recibir una canasta llena de latas de sardinas. Brock se elevó de un salto al reconocer a la reina de los festejos, a una Jenny, y con las manos juntas prentendía hacer una declaración de amor desde lo alto y quizás usaría un megáfono. De repente el avistamiento de una Oficial Jenny lo hizo aterrizar de forma forzosa y terminó jugando con su dedo índice en el suelo.
—¿Y por qué estás haciendo figuritas en piso? ¿No es eso un Spinda? Ah, ya, te afectó que la Oficial Jenny te hiciera a un lado.
—No creo que sepas mucho del tema, Ash.
—No, lo admito. De eso no sé mucho. Tan solo espero no parecerme a ti cuando llegue a esa etapa.
—Te agradezco que me dirijas esas palabras de "aliento"...
—Ay, no es posible que la boca me huela mal por no lavarme los dientes en la mañana. De por sí lo que quiero decir es que debes estar tranquilo si sabes que todas las Jenny se ven iguales.
—No sé porqué, pero ahora deseo fervientemente que eso no sea así.
—Además no solo a ti te pasan cosas poco agradables. Por ejemplo, a mí me molesta que las hermanas de Misty me tratan como a un niño que llega a jugar con su hermanita menor y me duele más que Daisy también me trate así.
—Ash, te daré un consejo de un hombre muy versado en las embestidas del amor. No reacciones de esa manera o te las verás con Misty y terminarás más apaleado de lo que lo estoy yo.
—¿Cómo no voy a mostrar lo molesto que estoy por eso? Misty sabe mejor que nadie cómo ellas y sobretodo Daisy no me consideran un verdadero Entrenador Pokemon. Aún así creo que tendré suerte y conseguiré que se fijen en mí como se debe y no como al chico al que le regalaron la medalla Cascada sin terminar el duelo.
—¿Quién dijo que eso ese trataba de lo mismo?
—murmuraba Brock después de descubrir que había reconocido por error lo maduro que era Ash sin que lo fuera realmente. Su cabeza acabó al frente de sus rodillas.
—¡Mira, Misty se acerca!
Brock pasó de estar hecho un manojo a sentarse erguido casi como si fuera una estatua de un faraón en su trono y con esa seriedad innata volteó a ver.
—Ash, no seas tan descuidado, tapa esas marcas subiéndote el cuello de la camisa. No dejarás que Misty vea eso y piense que sin ella presente no podemos defendernos solos.
—Sí es cierto. Ahora mismo doy inicio a la operación Ocultamiento de Rastros.
—¿Eso es una operación de comando?
Misty se les acercó y no les dirigió una palabra durante buen rato. Con el paso del tiempo y el cansancio del Tauros babeador y, por ende, un gran aprendíz de Brock, ella sintió que era la oportunidad para hacer unas averiguaciones muy importantes para los dos...
—Mira, Ash, yo quería saber... Uy, no puede ser, tienes una mancha en la camisa a la altura del cuello. Espera, en mi bolso debo tener algo que pueda quitar eso, pero no recuerdo si lo traje conmigo. Voy a tener que rebuscar hasta llegar al fondo...
—(Deberías evitar que se acerque demasiado si no quieres que te grite como desquiciada por los moretones... Ya ves que un segundo enojo podría ser toda una calamidad.)
—(Pero no se me ocurre nada...) ¡Un momento!
—¿Qué te pasa Ash? No deberías andar por ahí con esa mancha. ¿Qué harías si una jovencita se fijara en eso? No vas a querer espantarla... Espera, creo que ya casi lo encuentro...
—No voltees a ver, Misty... No, por favor...
—Ya sé que ha de darte pena que te traten así, pero siempre debes andar impecable. Ay, ay, ay, ay, ay. ¡Un bicho! Es un bicho asqueroso y repugnante. Ya solo me falta que su piel sea biscosa. ¡Apártalo! ¡Apártalo!
—Misty, tranquila, Ash podrá no ducharse más de una vez por semana, pero eso no te da derecho a rebajarlo de esa manera. Simplemente quiere producir su propia fragancia masculina y salvaje.
—Brock, sería mejor que abras bien esos ojotes—exclamó Ketchum ante lo distraído que estaba su amigo.
—¿De qué se trata? Pero mírenlo ahí, se trata de un inofensivo Pokemon, un Weedle muy amistoso. Solo admiren lo alegre que está mientras se mueve sobre el hombro de Ash. ¿Qué me cuentas, amiguito? ¿Pura Vida, sí?
—¡Eso es una cerdada! Ya tírenlo lejos de aquí. ¡No lo soporto! Chicos, no sean tan frescos, desháganse de eso... Recuerden que aquí está una delicada doncella y a la que siempre deben tratar como tal. Ay, no... De veras quiero vomitar...
—(No sé cómo le hiciste, Ash, mas está funcionando de lo mejor. ¡Eso sí que es un buen toque!)
—(Y eso es solo una demostración de ingenio de la que únicamente este entrenador tan gato puede hacer gala.)
El héroe de la región de Kanto colocó sus manos en cada extremo del cuello de la camisa y lo subía por unos instantes, mientras hacía alarde de sus grandiosas destrezas en el arte de la ilusión y distracción.
—Ya lo verán... David Copperfield, Blaine y Cris Angel habrán de pedirme mi autógrafo y rogarán que les imparta un curso intensivo...
—En realidad creo que te lo deberían impartir ellos...
—Hasta que por fin bajaron a ese Weedle espantoso.
—¿Qué?
Por causa del ego infladísimo del joven entrenador Weedle fue empujado hasta que perdió su punto de apoyo. Sin embargo, este pokemon dejó muy estirado el lado izquierdo del cuello de la camisa de Ash. La gritona del gimnasio de pokemon tipo agua no hizo esperar su reacción histriónica.
—¡Ash! ¡Pero miren qué moretones tienes! Ese Weedle debió atacarte... Debemos llevarte pronto donde un doctor para que te examinen a fondo. No sabemos lo grave que pueda ser... Vamos, chicos, hay que ir de una vez. Eso puede empeorar mientras no sea tratado adecuadamente...
—¡Cálmate, Misty! Solo fue un suave jalonazo de piel. Ya verás que no me va a durar mucho tiempo.
—Yo también te sugiero que no te alarmes. Como experto criador Pokemon te puedo asegurar que ese tipo de marcas son inofensivas en extremo y no requieren que se sometan de inmediato a un tratamiento médico de los que te imaginas.
—¡Gaseosas, gelatinas! ¡Vengan por ellas antes de que se acaben! ¡Gaseosas, gelatinas!
—¡Disfrute sus hotdogs con mucha mostaza! ¡No deje de probar nuestras apetitosas empanadas caseras!
—¡Llévese su gaseosa! ¿Qué es eso? ¡Pero qué horror, parece que lo punzó un Weedle del tipo venenoso!
—¡No sea tan ignorante! Ningún Weedle es venenoso y mi compañero acá presente no sufre de mareos ni de fiebre alta ni otras cosas por el estilo.
—Ay, me sabrán disculpar por mi falta de conocimientos. Como prueba de mi buena voluntad le obsequio a usted, caballero, una resfrescante Agua de Manantial Ivy traida directamente desde la Isla Valencia.
—Brock, ¿te encuentras bien?
No hubo respuesta de parte del joven de los pelos picudos, quien esta vez no se había rodeado de una neblina oscura. Sus amigos se quedaron sorprendidos ante la gran capacidad de superación de él y no se detendrían hasta averiguar cuál método habría utilizado para madurar de tal manera y en tan poco tiempo.
—(Misty, ¿tú crees que haya decidido ignorar lo que le dijo el vendedor?)
—(No lo sé con certeza, Ash. Probablemente todos mis jalonazos de orejas hayan rendido frutos hoy.)
—Debo preguntárselo ya. Brock, déjate de rodeos y ya dinos cómo le hiciste para comportarte tan normal—le dijo el dueño de la rata con hepatitis P.
En ese preciso instante pudieron develar el misterio de la madurez de Brock. Este cayó de costado luego de que su amigo le diera un manotazo para llamarle la atención y averiguar qué había hecho para permanecer en calma. Hubo de incluirse los vendedores a esta lista de gente impresionada con la inmovilidad del muchacho.
—¡Chuki-chuuuuki-chuuuuiii!—gritó una sanguijuela por ahí.
—¿Qué sucede Togepi querido?
—Ay, discúlpeme, es que se me atoró su pokemon en mi bandeja de comidas rápidas y tuve que soltarlo. Pudo ocurrir al acercarme a ver que le pasaba a ese muchacho. No fue mi intención asustar a esa criaturita del señor...
—Geo... Ay, lo siento, quise decirles que si no gustan probar una muestra gratis de lo que ofrecemos hoy. Esperamos que quieran adquirir más de estos deliciosos refrescos y bocadillos.
—Se lo agradecemos, son muy amables.
Después de este regalo, los vendedores aprovecharon para retirarse con toda normalidad. Solo de vez en cuando al hombre le pisoteaban para que no abriera la boca más que para anunciar los productos que vendían.
—Oye, Misty, ¿No será esto el resultado de dos malos recuerdos y un rechazo en un mismo día?
—Creo que en eso sí atinaste.
—Mira, hasta ahora se está envolviendo en esas nubes oscuras... ¡Pucha! En ellas puede ver que circulan rayos rojizos, aunque los truenos se oyen muy bajito. ¡Qué lástima que no pude traer a Pikachu a ver esto! Le habría encantado.
—Sí, de seguro habría sido un festival de rayos, ji, ji, ji, ji, ji.
—Capaz que él estaría cantando Pi, Pika, Pika, Chuuuuu seguido de un rayo, ja, ja, ja, ja, ja.

Llegó la calma luego de la tempestad y Brock volvió silenciosamente a su lugar luego de que volviera a caer en el olvido al acabarse las pesadas bromas de Ash.

—Ay, creo que no podré gozar del rodeo si sigo enfrentando a tantas tempestades...
—¡Oye, Brock! Dicen que una Oficial Jenny va a dar aquí una demostración de cómo torear a un Growlithe de la Policía Canina para ayudar a los toreros improvisados y entretenernos en el intermedio.
Ni para qué le mencionaron tal presentación al debilitado Brock, este ya se había olvidado del letargo que experimentó y creía que reposaba en las nubes del séptimo u octavo cielo. No quiso aguardar más tiempo y expresó su imparcial opinión al respecto.
—Vamos, Tauros, corre tan rápido como puedas, arrastra todo lo que encuentres, babea toda la arena, crea las mejores tormentas de arena...
—¡Qué sorprendente, Brock! Por fin te metes de lleno en el evento taurino, por poco creíamos que no despertarías hasta que te fueras a dormir.
—Eso es, cánsate lo más rápido que te sea posible y deja que mi amorcito con fragancia de frutas muy frescas sea una con la niña de mis ojos... Ya puedo verla con esa cadencia, esa feminidad manando de cada uno de los poros de su tersa piel... No faltará jamás ese cabello claro, tan celeste y claro como el cielo, su rostro es sin duda lo más angelical que llegue a ver en toda mi vida...
—Un día menos si no te callas, uyyy, como hartas con tus falsas indiscreciones, nunca tendrás a una chica al lado si no sabes guardar fidelidad ni por un minuto. ¡Eres imposible!
—Por ti, Jenny, pasaría mi estadía en una celda con cadena perpetua solo para tener todo el tiempo del mundo para recitarte poesía y dedicar las pausas a cocinar el fruto de nuestro amor...
—¡Eres todo un caso!
—A mí me pareció que podía terminar eso en la ejecución de uno de esos cultos a la fertilidad de los campos y las bestias o llevarían a cabo algunos ritos satánicos bajo la luz de la luna tenebrooosa...
—Je, je, je. Discúlpenme, chicos, no quise asustarlos, me refería solamente a un tres leches o un flancito que yo te prepararé, mi bella Jenny de la botella...
—Como siempre, los programas gringos de antaño le afectaron la capacidad de distinguir la ficción del mundo real... Ash, no permitas que él se desvele ni una sola madrugada más.
—Está muy complicado, Misty... El que no se desvela soy yo, je, je, je, je, je.

Con la desaparición del Tauros se dio paso a los quince minutos de fama de la Oficial Jenny de la Policía de Proximidad. Los improvisados le lanzaban piropos y silbidos extremadamente vulgares, pero ella solo seguía el Protocolo al pie de la letra. Acarició a su fiel compañero Growlithe y le dio las últimas indicaciones antes de iniciar el acto.

—Prepárense para ver a la enigmática torero, Jenny, envuelta en una capa de misterios sin resolver. ¡Qué venga ya a la pista y nos muestre su numerito! Ella no se moverá si no aplauden fuerte. Vean cómo se menea mientras va a la mesa... Digo, ¡al centro de la arena!

La Oficial dio lo mejor de ella en su primera presentación como torero en un redondel... Daba puras volteretas, levantaba la capa antes de que Growlithe estuviese lo suficientemente cerca, según ella realizaba también múltiples verónicas para burlar a su "Tauros". Desde las graderías, el líder del pétreo gimnasio pasaba del estado más inmóvil al de la mayor animación con sus porras y elogios para su amada en secreto como si fuera un péndulo en un puro vaivén... Abruptamente un peligroso cambio se avecinaba al centro del ruedo. —Con esto bastará para causarles la peor conmoción...

Un ser despreciable abrió el portón de madera, porque quería soltar al Tauros, que todavía no le tocaba salir sino hasta casi el final de las corridas postmeridianas. Este pokemon ya levantaba sus cuernos o sus ancas traseras en clara señal de duelo para el improvisado que se le atravesará en su camino. Corrió por el largo pasillo oscuro hasta que rompió la puerta corrediza y zafó a punta de cornadas y cabezazos el seguro de la puerta principal.

—¡Ay! ¡Ayúdenme! ¡Se salió de control!

Esa pobre Jenny terminó con brusquedad su acto, a sus espaldas venía ese furioso pokemon tan "amigable" para darle su cornudo saludo de bienvenida. Estaba enceguecido y no le prestaba la debida atención al Growlithe que no paraba de ladrarle.

—No te preocupes ni por un instante, mi amada Jenny. Tu caballero de la alegre figura, te llevará lejos del peligro. Chicos, este es el momento para demostrar que somos amigos y todo un equipo. ¡Por mi Dulcinea del Zapote!

Cual viento catabático bajó Brock por la colina de cemento y tablones de madera, Ash y Misty solo atinaron a quedarse observándolo y saber cómo lograría ese impresionante rescate tan requerido. No quedó claro porqué esa urgencia no implicó que se autoasignaran otra una nueva operación.
Brock estaba saltando la valla cuando vio que su mirada bajó estrepitosamente al suelo y su cuerpo con él. Se levantó un poco aturdido y luego de unos momentos vio a una muchacha, él se acercó solamente para verificar que no estuviera herida, pero lo único que le ocurría era que le había dado un ataque de nervios. Brock se acercó un poco tranquilo, mas con cierto desdeño de prisa y trató de hablarle con calma, para que no le interrumpiera y todos permanecieran a salvo.

—Señorita, entiendo su preocupación y mi deseo es ayudarla. Es solo que ahora mismo hay alguien más que no está protegida detrás de unos tablones como estos y necesito ir donde está ella a toda marcha. Sepa que si la dejo aquí es porque estoy segura de que me dará tiempo de volver...
—¡No, no, no, no, no! ¡Aquí es igual de peligroso!—decía con desesperación infinita la joven y jalaba las mangas de la camisa de su "protector". ¡Por favor, protéjame de ese Tauros salvaje y de estos brutos violadores y profanadores de tumbas que tengo a los lados!
—(No, jovencita, no exageremos. No hay tales amenazas, es más ya se fueron al otro extremo...) ¡Ay, no! Es Ella siendo perseguida por esa bestia del demonio. ¡Yo te rescataré, mi doncella en apuros!

Como por arte de magia, el oriundo de Pewter City se alejó de la nerviosa muchacha sin lamentarlo un poquito y pudo finalmente alcanzar a esos magníficos corredores innatos que mantenían su paso así no más, sin cansarse. A pesar de los esfuerzos sabios de la agente, el Tauros demostró no ser un enemigo fácil de engañar con meros quiebres de cadera y una ruta zigzagueante. A Brock solo le restaba rezar o ver de cerca la cara de la Muerte. Como nadie pensaba que él fuese un santo, escogió arriesgarlo todo, con tal que su guapérrima Oficial Jenny, dueña de sus sueños más locos, terminase inconciente en el suelo. Al final el que perdió el conocimiento y se rompió unas cuantas costillas por la embestida y la revolcada en la arena fue el desconocido cocinero de Kanto. Esto la ayudó a retirarse y a aplacar los ánimos del pokemon encolerizado.

Brock no podía precisar cuánto tiempo pasó antes de que despertara en una camilla y sus ojos se cegaran por el brillo ni tan intenso de los bombillos del cuarto acondicionado. Poco a poco lograba escuchar con mayor atención y más claridad las voces que se oian a varios metros de ahí, tal vez en un corredor. Le pareció reconocer a una de las mujeres. Era la tierna Enfermera Joy que compartía el puesto de atención médica con la Cruz Roja. Brock fue perdiendo las ganas de seguir descansando. Nunca debía perder la oportunidad para agradecerle el favor de haber enviado ayuda cuando la vida de su compañero de viaje estaba pendiendo de un hilo. Imaginó la delicada fragancia que había captado antes, justo en el momento en que arribó el fiero Growlithe, sin duda era la de su amada enfermera que había tenido contacto con el pokemon.

Cuando el séptimo Tauros ya había agotado sus fuerzas en las carreras frenéticas tras los toreros improvisados, una trompeta resonaba por todo el recinto con un ritmo muy diferente al de las anteriores salidas de los jinetes.

De pronto tres individuos desconocidos salen galopando sobre sus Rapidash y una Ponyta. Los lazadores oficiales se quedan muy atrás mordiendo el denso polvo que se alzaba en el interior de los establos temporales.

El trío, que actuaba como si supiera muy bien a lo que iba, se ubicó a unos veinticinco metros del confundido Tauros y pronto ellos lanzaron lejos sus grandes capas. Dejaron al descubierto sus trajes de vaqueros muy nuevos y relucientes y subieron un poco sus sombreros importados, de la marca “R”.

—Me impresionan. ¿Me pregunto quiénes serán ellos?
—Yo tampoco lo sé, Ash. Sería bueno saberlo. De acuerdo con mi ojo acucioso, ellos parecen ser muy hábiles en lo suyo.
—No te esfuerces tanto, Brock, o por querer acercar tu ojo te romperás otra costilla de tan inclinado que estás.
—Creo que tanto mis costillas y tú me duelen mucho.
—¿Dónde se conseguirán aquí esos sombreros? Prefiero llevarme eso que los chonetes.
—Yo, en cambio, preferiría que me aflojaran las vendas que me asfixian, aaau.
—Nadie te tiene abandonando tu cama en el puesto de la Cruz Roja.
—No hay nada que yo pueda hacer para contenerme cuando el amor está en el aire...
—Eres patético. Mejor no hubieras dicho qué hizo que te dieran de alta tan pronto.

—¡Vamos!
—¡Demuestren los grandes sabaneros que son! —(Oye, Jesse. Parece que hay quienes no nos conocen por aquí...)
—(Pues deben estar en problemas si quieren escuchar nuestro festivo lema.)
—(Meowth, ¿no es hora de entrar en acción?)
—(Fijo...)

—¡Prepárense para los chuzos,
—Y más vale que no sean bufos!
—Para proteger al redondel de la cancelación,
—Para reunir a los Tauros dentro de nuestra nación,
—Para denunciar los males de la Comisión,
—¡Para extender nuestro reino hasta Palmares!
—¡Jesse!
—¡James, me, mes!
—¡El Equipo Rocket embistiendo a la velocidad de la luz!
—¡Ríndanse ahora o prepárense para la barrera saltar!
—¡Meowwwwwth, así es!

Meowth se la pasaba estirando su patas detrás de su cabeza para simular los cuernos de un Tauros y trataba de aparentar que levantaba algo con tales cuernos.. Wobbufet se salió de su Pokebola como se lo imaginaron y se propuso copiar todo lo que hacía el primer imitador. Los asistentes al evento se quedaron estupefactos. Desconocían la procedencia de semejante número circense o de rodeo. Todos terminaron esperando que demostraran otras de sus inusuales habilidades al querer meter al brioso animal a los corrales ubicados debajo de las graderías.

—¡Wow! Chicos, vean eso. Tal parece que todos en el público son unos engañados. Se tragaron que nosotros somos la parte innovadora de este espectáculo tan furris.
—“Y efectivamente así es, mi estimado compañero, Meowth. Innovar es justo lo que nos sacará de ese abismo que llamamos fracaso.” Decía esto James con una voz profunda, igual a la de un idealista.
—Me entusiasma el hecho de que por fin podremos darle buenas noticias al jefe.
—Jesse, en eso tienes mucha razón. Ya puedo verlo deleitándose en la platea de su propia plaza de toros. Solo mírenlo sentado en ese trono dorado, con esa sonrisa maliciosa en su cara.
“Ese trío de ineptos por fin me están causando algo distinto a la ira. Ahora sí puedo relajarme a la vez que veo cómo pisotean y cornean a esos inútiles de Cassidy y Botch. Solo a mi apreciado Meowth pudo ocurrírsele semejante plan tan brillante. Apártate, Persian asqueroso, ya no eres digno de estar en mi presencia.”
—¡Ahora el jefe sí va a poder ascendernos! Espero que nos den siempre los boletos para los asientos contiguos a los de él.
—Y podremos exigir que esos buenos para nada de Cassidy y Badge nos sirvan de abanicos y descanso para los pies.
—No, Jesse, ellos estarán comiendo el polvo en pleno ruedo…
—Ay, sí, Meowth, tienes razón. Ya no nos preocuparemos de ellos. Entonces asignaremos a Huno y Atila para que sean ellos quienes nos sirvan de esclavos.
—Mientras nosotros recibiremos un bono tras otro.

Sin previo aviso el afamado Tauros, la Locomotora, de ochocientos kilogramos, hizo gala de sus destrezas y arrasó con los integrantes del Equipo Rocket en la mejor embestida de la jornada. Luego de su paso por demás desolador, solo se podían distinguir tres figuras de papel incrustadas en la arena.
—Muchachos, creo que antes debíamos ver si se nos pasaría el tren…
—Pero quién diría que nos pasaría por encima... ¡Qué gacho!
—¡Vamos! ¡Levántense ya! Saben que han recibido muchos golpes en la vida como para que este les importe o quieran rendirse ahora. Para nosotros no puede haber una derrota aplastante.
—Sí, estás en lo cierto. Con los mazazos que nos das, Jesse, deberíamos estar más que adaptados al intenso dolor.
—No seas idiota, James—dijo ella a la vez que les propina algunos bofetones—. Jamás les pego a mis compañeros, solo los enderezo para que sigan en la senda del mal.
—Claro, en la de los malvivientes…
—¿Qué tratas de decir? Que ni se te ocurra dar más quejas de mí.
—Ya, dejen de pelear entre ustedes. ¿No ven que aún tenemos una captura de Tauros pendiente? Debemos vengarnos de una vez de él por el honor de nuestro ilustre Equipo Rocket.
—Sí, no lo he olvidado. ¡Lo haremos por el honor!
—¡Lo haremos por el Equipo Rocket!
—Meowth, ese es el verdadero espíritu de quien se divierte. Ahora vayamos tras ese infame Tauros.
—¡Sí!—vociferaron los tres.

De inmediato se lanzó James sobre el lomo de la bestia y asió los cuernos elevados mientras gritaba como le es usual. Jesse y Meowth veían con detenimiento como él era balanceado de un costado del Tauros al otro como si fuera movido igual que la capa de un superhéroe de comic gringo en un ventolero. Tres minutos después el Tauros se detuvo un momento y James saltó y salió disparado como bala hacia donde estaba su Rapidash y se montó en este. El pokemon se puso un poco inquieto. El bufido se oía como que viniese de un punto cada vez más cercano y el miedoso hizo que Rapidash cabalgara, pero no parecía ser suficiente.

—Chicos, ¿pueden echarme una manita? Aunque sea por varas, podrían distraer a ese tauros infernal Tauros por un momento...
—¡Trata de dirigirlo acá! De otra manera te encerrará... O te aplastará las piernas contra la barrera...
—¡Ay, yo no sé qué hacer con esto! ¡Ve, cuerdita linda de mis amores prohibidos! ¡Haz lo que puedas!

La cuerda que lanzara de espaldas no iba bien dirigida, chocó contra la valla. Da la casualidad que esta le ayudó finalmente, pues hizo que rebotara de forma irregular, en diagonal arriba. James volteó de casualidad y se asustó aún más. Le ordenó a su corcel que corriera más rápido. La cuerda cayó por gravedad encima de los cuernos y se deslizó. El furioso animal no conseguía mandarla a volar lejos y la corrida nerviosa de James socó el nudo. Trató de frenarlo con todo lo que tenía, pero por más que pesara casi una tonelada, no evitó que James pasara la cuerda por el poste de la puerta en un intento por traspasar la responsabilidad a los trabajadores del redondel. El problema fue que ellos le devolvieron la cuerda en un lanzamiento que fue atajado por el de cabellos celestes al mejor estilo de un portero.

El público aplaudió esa hazaña que parecía como que había salido de la boca de Emeterio. Tal vez se debía a los años sin un evento de esta magnitud o a la naturaleza tan épica de su nuevo héroe.

—Quizá sea aquí donde por fin me asentaré y me convertiré en el héroe que todos querían ver reflejado en mi persona. Tal vez sí tenga una personalidad tipo Moltres como yo creía...

—¡Qué bárbaro! Eso si fue peligroso...
—¡Bah! Algo como eso no es nada para Ash. el temerario.
—¿Qué? ¿Ya nos quieres perder en una montaña?
—No, no. Me refería a otra cosa...
—Además solo a ti se te ocurre arriesgarte de esa manera tan tonta. Dime, ¿no fue que te asaltaron ayer? De seguro ese parque es un nido de malandrines. Según tú ibas a entrenar de noche... Debiste decir que fuiste a que te robaran tu cadena esa noche.
—No, en realidad yo no...—murmuraba Ketchum mientras hacía chocar levemente las puntas de sus dedos índice.
—¡Admítelo! Te equivocaste de la peor manera. Es más, no nos iremos de aquí si no has admitido tu error.
—(Ash, ya dile que sí para que se calme. No querrás que sigamos aquí aún después de terminadas las corridas y nos vean como a unos ladronzuelos... ¿Qué crees que pasaría si por eso nos llevaran a la comisaría?)
—(Uyyy, ya la había olvidado... No hemos ido a declarar...) Bueno, bueno, Misty. Lo admito, pudo ser peligroso... Pero no dejaba de ser entretenido ver los ataques de mis pokemon brillando con todo su fulgor a la tenue luz de la luna...
—Arggg, tú también eres todo un caso...

—¿Qué le pasó, señor? ¿Se le perdió algo?
—¡Maldita sea! Esos ca... car'e barros se han ido con todos mis valiosos Tauros. Y lo que es peor aún, han iniciado una estampida por el campo ferial...
—¡Qué desastre!
—Bueno, señor...
—Pueden decirme Sam Bigotes.
—¿Sam?
—Está bien, mi nombre es Idefonso Jacinto de la Peña Quebrada, es solo que crecí viendo esa estúpida fábula cuando era niño y vivía en la finca de mis padres... Nunca me pude olvidar de ese forajido Sam Bigotes... Quizá si fuera alguien de un pensamiento más malicioso como el dél, esto no me estaría pasando... ¡Ya estaría yo volando balas por todos lados!
Los curiosos niños sintieron de pronto que posiblemente no estaban hablando con una persona muy cuerda...
—Les agradezco el que me brinden toda la ayuda que puedan. Como aún tengo que traer a más Tauros para las demás corridas, no me es posible ir tras esos maleantes desgraciados para rajarles la cara con mi machete. Así es como les encomiendo que por favor recuperen mis preciados Pokemon. No saben cuánto tiempo y sudor les he dedicado a mis querido Tauros.
En ese momento el dueño de los briosos animales sacaba un pañuelo que estaba casi negro y se lo pasaba por la frente y cuello sin que le faltara limpiar un solo centímetro.
—(¡Guácala! ¡Qué asqueroso se vio eso!)
—Bueno, don Idefonso, creo que no tendremos inconvenientes en ir tras esos pokemon.
—Oh, no, para nada...
—Siempre nos gusta cooperar...

Los tres chicos de la región de Kanto salieron a todo prisa del campo ferial, mientras evitaban a los visitantes lo mejor que pudieron. Siguieron la dirección de la radial y cruzaron de forma muy imprudente en un punto muy cercano al centro de la Rotonda de las Garantías. Pasaron por un taller y luego por una tienda de electrodomésticos. Ahí perdieron momentáneamente el rastro del Equipo Rocket y algunos de ellos trataron de mirar a través de la vitrina para lograr distinguir a alguno de esos delincuentes tan infames. De un momento a otro Brock les llamó la atención.
—Miren, chicos, en esos televisores.
—¿Qué tienen los televisores? ¿Es que ahora se te antojó comprar uno?
—No, Ash, no es eso. Miren bien lo que presentan. Me parece que es una rueda de prensa...
—¿Y para qué sirve eso? ¿Acaso muestran cómo se hace el jamón prensado?
—Ay, ya deja de jugarrr. Pero si acabo de ver al Profesor Birch en el fondo de ese salón...
—¿Al Profesor Birch? ¿Pero no era él un defensor de los pokemon salvajes?
—Y lo sigue siendo... Creo que convendría que supiéramos qué está haciendo por estos lares...

—Profesor Birch, ¿cree usted que la situación que se dio hoy en horas de la tarde fue de gran peligro? Y si es así, ¿qué recomendación les dio a la Comisión de Festejos y al Ministerio de Salud?
—¡Buenas noches a todos! En efecto les he hecho ver a los señores de la Comisión y del Ministerio, quienes me invitaron a participar en esta rueda de prensa, que en esta tarde se puso en peligro las vidas de muchas personas al salir los Tauros en una estampida al área destinada al campo ferial. Les describí la conducta típica de estos Pokemon y cómo es difícil calmarlos en un lugar de espacio tan reducido por lo atestado que está de gente y negocios. También hice el acto de entrega de los estudios que mi colega, el Profesor Moras, los doctores de otras disciplinas y mi persona realizamos el día anterior al inicio de las fiestas. Quiero que sepan que soy un ferviente espectador de las corridas y un amante de los Pokemon a la vez. Se debe a esto el que haya diagnosticado los puntos débiles de la zona y no a la mala fe. Si desean conocer más sobre las medidas tomadas al respecto, la señora Ministra de Salud es quien podrá darles más información.
—¡Buenas noches a los aquí presentes! Nosotros en el Ministerio de Salud tomamos la decisión de denegar los permisos para la realización fiestas en el campo ferial de Zapote. Los estudios nos revelaron que el impacto de la hacinación y el latente peligro de que se presente un evento sísmico relevante es muy grande y demasiado probable. El escape de todos esos Tauros vinieron a comprobar que en verdad no hay verdaderas rutas de evacuación para los millares que visitan el sitio durante las fiestas. Además fue imposible movilizar a tantos efectivos de la policía para evitar daños mayores a las estructuras y a los mismos visitantes. Es así como esperamos que la Comisión designe otro sitio para la realización de este tradicional evento antes de otorgar más permisos—dijo la señora avenjentada y de los anteojos torcidos y boca de pescado.
—¿Qué?—corearon los tres carajillos ante la espantosa noticia.
—Tuvimos mucha suerte de haber podido estar en las de este año.
—¡Qué lástima! Ahora muchas chicas no podrán deleitarse más con su héroe del amor, yo, Super Brock.
—Y yo ya no podré traer acá a mis Tauros para que entretengan a todos como yo deseaba hacerlo en el próximo año. Ya hasta había conversado eso con el ganadero que debemos ayudar...
—¿En qué momento se cerró ese trato?—preguntaron ambos líderes de gimnasio.
—Me lo prometió Idefonso poco antes de irnos tras el Equipo Rocket.

Los tres salieron del parqueo de la tienda tras nuevas pistas que dejara el paso de tantas bestias por las cercanías de esa rotonda. Optaron por dirigirse al norte. Medio kilómetro más adelante notaron como muchos basureros estaban volcados, los carros mostraban sus múltiples hendiduras, los vidrios despedazos y desperdigados por la Radial. Pasaron por el frente de BK y veían a lo lejos la pequeña torre del Instituto de Electricidad para después ir de vuelta al este hasta que llegaron al semáforo que estaba ubicado en las inmediaciones de dos bancos, una iglesia católica y un centro comercial rojizo. Al pasar por el parque con un busto repleto de corrosión o moho notaron que por ahí dejaron más huellas. A partir de ahí el grupo solo subió rumbo al norte hasta que se toparon con un restaurante italiano con un tomate pintado en la pared. Ahí tomaron por la callecilla secundaria y fueron a dar a una calle angosta y con muchos basureros improvisados que tenían algunas pisadas de Tauros frescas en las múltiples bolsas negras. Volvieron a subir hasta que divisaron las líneas del tren. Ya temían que hubiesen llenado vagones con cientos de Tauros furiosos y lograran escapar de ellos. Siguieron la dirección de las líneas y se toparon con un bulevar un poco oscuro por las extensas ramas de los árboles. De pronto vieron un diminuto parquecito a mano derecha. Una joven pareja estaba ahí, el hombre estaba sentado en una banca y ella en un columpio cerca de él.

—¡Pero si aquí están esos ladrones callejeros!
—¿Cómo nos encontraron tan rápido?
—Quizá porque un imbécil de por aquí se le ocurrió no traer suficientes Pokebolas para ocultar nuestro rastro.
—Ah... Yo creía que ellos ya nos habían colocado micrófonos o transmisores diminutos con los que podían seguirnos a todo lado como moscas pegajosas. ¡Quítate, mosca maldita!
—Ahora sí, Equipo Rocket, están arrinconados. No podrán llevarse todos esos Tauros.
—¿Y quién dijo que no?
—Prepáranse para los dilemas, pues presenciarán nuestra huida.
—Y más vale que teman, porque nuestra misión ya fue concluida.
—Para proteger los secretos del vandalismo.
—¡Díganos de una buena vez en dónde están todos esos Tauros del ganadero del Redondel!
—¡Maldición! Nos interrumpieron estos insolentes en plena declamación de nuestro sagrado lema.
—¡Solo respondan lo que se les pregunta!
—Lo sentimos mucho, pero se los chupó la bruja—se excusó James por la carencia de tales animales.
—(Meowth... ¿Pero cómo fue eso?)
—¿Ay! ¡Qué se va estar chupando Pokebolas!—exclamó Ash tratando de lucir amenazante.
—Jesse, ¿crees que eso en verdad sea posible?
Ese trío dinámico del mal se rió a carcajadas al escuchar palabras que consideraban tan vulgares en la boca del niño héroe. No pudo haber sorpresa más impactante que esa para el Equipo Rocket. Fue una obligación para ellos revolcarse en el piso de las risotadas tan estentóreas que el responder las preguntas de los viajeros.
—Y después dicen que él es del equipo de los buenos, ja, ja, ja, ja.
—Se salvan de que esa bruja no puede usar tantos fetiches como yo.
—O como Jezebel y su vestimenta de cuero, ja, ja, ja, ja.
—De seguro estaba imaginándose a ella. Debió dejar que un Meowth como yo le comiera la lengua, jaj, jaj, jaj, jaj. Insisto, niño, si tan obstinado estás de hacer solo el bien, puedes acompañarnos en un viaje al lado oscuro... cof, cof, de la tierra. Probablemente estás más listo de lo que crees.
—Y a diario podrás viajar al infinito y más allá...
—Y amar a todas hasta la eternidad y un día más...
—Ni tendrás que esforzarte y menos si es lunes... ¡Meowth, eso sí es vida!
—Mejor tráganse todas esos dichos soeces y escupan todo lo que saben.
—Yo no sabía que por escupir se pudiera revelar secretos.
—Por supuesto que no, James, ¿no ves que ese niño idiota trata de enredarte en las redes de la honestidad?
—Sí, es mejor cubrirse con la capa de la falsedad como Frodo.
—¡Idiotas!—gritó Misy—. Esa lo hacía invisible a los ojos de los orcos.
—Misty,—decía Brock mientras tocaba con la yema del dedo en el hombro de su amiga—creo que la usaron para camuflarse...
—Ay, sabrán perdonarme por ser a veces un poquito impulsiva.
—Puedes calmarte, no fue gran cosa. A veces a mí me gusta creer que puedo ser un Beautifly Tecnicolor... Y se me olvida que estoy haciendo otras labores cotidianas. (Como robarles su Pikachu... aunque tal vez nos sirva su Togepi...)
Ash, Misty y Brock no vieron con buenos ojos la mímica de James. Ese vuelo de mariposa no se lo esperaban y les produjo ligeros temblores en las extremidades. En el caso de Ketchum eso le dificultó bajar la visera de la gorra para obstaculizar tal visión. Por todos los medios el joven entrenador trató de recuperar la compostura para forzar al Equipo Rocket a hacerles entrega de los Tauros de una manera inusual.
—Quizá no haya venido con mi Pikachu al hombro, pero traje algo igual de útil para suplir esa carencia.
—¿Qué fue lo que trajiste, Ash?
—Este magnífico mega chuzo que los ganaderos utilizan para controlar a los Tauros más peligrosos—dijo él poco antes de lanzarse sobre Meowth y aplicarle la primera mega descarga.
—¡Ay, ayyyy, ay! No si es vara que quedé entumecido... Snif, snif, creo que mis bigotitos tan sexis quedaron carbonizados, ¡qué madre! Ya no podré conquistar a Skitty que vive con May... Todo esto es tan triste...
—Ni lo menciones que me hace llorar por recordar cuán fácil soy rechazado por quienes más amo... ¡Pobres de nosotros!
—¡Así no llegaremos a ningún lado! ¡Dame ese chuzo, Ash!—ordenó Misty mientras lo arrebataba—.
Fue todo un giro inesperado que Misty decidiera encabezar el ataque, pero Ash no la vio saltar hacia donde estaban ubicados los delicuentes de cuarta, sino que al voltearse notó cómo le dio otro uso al arma eléctrica.
—¡Ya me tienes harta, oíste, harta de tus estupideces masculinas sin sentido, por todas debes babearte y ensuciarnos la acera! ¡Toma esto! ¡Y otra más! A ver si estas descargas te reactivan algún día ese cerebro de tu cabezota de Cacnea que te gastas. Si no, verás como te estiro esa oreja hasta tu casa.
—Bueno, señores, es hora de escapar... Jesse, tu toma a Meowth, que yo tomaré los planos... Si tienes tele, ahí en las noticias se ven.

Un gigantesco misterio no nos es develado aún. ¿Logrará Ash calmar a Misty antes de que se pierda de vista el Equipo Rocket? ¿Podrán estos tener un éxito rotundo por primera vez en sus carreras delictivas? ¿Aparecerá una Oficial Jenny a tiempo para detener a alguno de ellos?

—¡Ayyyyy! Esa es mi esperanza... Mi única salv...
—Ni creas que te la vas a acabar, estoy segura de que no vendrá ninguna, uyyy. ¡Nadie te gana en lo baboso!
—¿Por qué estás tan segura, Misty?—preguntó Ash al tratar de recuperar el mega chuzo. Alguien pudo habernos visto en el camino acá.
—¡No! ¡No vendrán!¡Lo sé porque yo les pinché todas las malditas llantas a sus motocicletas y a alguno que otro carro que me encontré. ¡Ahora quítate! ¡Qué te quites!

¡Qué bichita es esta mujercita! Bueno, nos vemos en el próximo capítulo con más sucesos increíbles mientras luchan por recuperar a los raptados Tauros o recuperar la salud...
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